Ataduras Bondage

La indefensión y el desamparo de verse inmovilizado, la libertad de depositar toda tu confianza en el otro, el roce de las cuerdas y ataduras en las distintas partes de tu cuerpo, la textura áspera o suave, la segregación de endorfinas y adrenalina de verse atrapado, la excitación, las emociones contradictorias. ¿Te atreves?

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Atar es abrazar fuertemente, ha dicho en alguna ocasión el gran fotógrafo Nobuyoshi Araki, que ha retratado de forma bellísima este arte cultivado sobre todo en Japón, pero mucho más extendido de lo que pueden pensar los no versados en el tema. Un placer alternativo y siempre consensuado que tiene tanto de físico como de psicológico. La indefensión y el desamparo de verse inmovilizado y al mismo tiempo la libertad de depositar toda tu confianza en el otro, el roce de las cuerdas y ataduras en las distintas partes de tu cuerpo, la textura áspera o suave, la segregación de endorfinas y adrenalina de verse atrapado, la excitación, las emociones contradictorias. La delicadeza del atador y la vulnerabilidad del atado, entran en juego la maestría y la destreza (no te preocupes, todos somos torpes al principio, el virtuosismo llega con la práctica). El inmovilizado se ve eximido de toda responsabilidad, el dominante tiene todo el poder en sus manos. Atar para expandir, para liberar, para rescatar, para desencadenar un placer soberano. Si te interesa experimentarlo, estás en el lugar adecuado.

Átate y experimenta el bondage en tu cama

Hay una primera vez para todo. Si es tu caso, no empieces por el shibari, bellísimo arte japonés de la atadura pero más complicado para los que acaban de aterrizar en este mundo. Ya llegarás a eso, pero para correr hay que aprender primera a caminar. Una cama, unas cintas, un arnés, un collar, unas esposas (como ves, las opciones son muy numerosas) y como mínimo dos personas dispuestas para el placer. Esto es todo lo que necesitas. ¿Quieres atar o que te aten? Estableced los roles y las normas, y determinar siempre una palabra de seguridad ya que, aunque esta técnica en principio no entraña ningún riesgo, uno de los dos puede sentirse incómodo en algún momento y esto debe llevar siempre al fin inmediato del juego.

Establecido eso, en cuanto la cuerda ciña muñecas o tobillos, el deseo comenzará a dispararse. Combinar las ataduras con un antifaz o máscara para privar al sumiso de la vista incrementará las sensaciones. ¿Y luego?, ¿plumas, látigos, azotes? No estáis en el cole, las reglas las marcáis vosotros.

¿Qué tipo de ataduras bondage puedo comprar?

Arneses, cuerdas, cuerdas shibari, collares, cintas, cadenas, barras de extensión, el universo de las ataduras bondage es infinito.

  • Arneses: en el catálogo de EroticFeel encontrarás los mejores arneses del mercado, prendas para la seducción, para el sometimiento, para dar rienda suelta a tus fantasías. Arneses BDSM para hombres y para mujeres y ¿sabes lo mejor? Tenemos también una nueva clase de arneses. Elaborados en cuero vegano por Bijoux Indiscrets e inspirados en el BDSM clásico, estos arneses van un paso más allá hasta convertirse en complementos de moda para trasladar el erotismo de tu cama a tu vida cotidiana. Arneses para aderezar tus noches más excitantes con sesión bondage incluida o con las prácticas sado más duras.
  • Collares BDSM: nuestros collares de sumisión no tienen nada que ver con la excitación o la aceleración del orgasmo mediante la privación de oxígeno. Completamente seguros, se trata de limitar y controlar de algún modo los movimientos de la otra persona o, sencillamente, de una representación de obediencia sin riesgo. Finos, elegantes o más rudos, el simple gesto de ceñirlo alrededor del cuello altera la dinámica, establece los roles, dejáis de ser vosotros para convertiros en otros, el que domina y el que se somete, el que marca las reglas y el que las obedece. Echa un vistazo al catálogo.

¿Es seguro atarse en la cama?

¿Es seguro tener un horno en casa? Normalmente sí, a no ser que lo enciendas y metas la cabeza dentro. Con las ataduras pasa lo mismo, siempre hay que aplicar el sentido común y no está de más tener una tijera a mano por si un nudo se complica. Evidentemente, no se debe atar jamás el cuello ni intentar ser un acróbata del circo del sol si lo único que has atado hasta ahora son los cordones de los zapatos. Atar muñecas y tobillos, y usar arneses o collares como los que encontrarás en EroticFeel, es absolutamente seguro.

Recuerda, atarse es abrazar fuertemente, pero nunca para hacer daño. ¿Objetivo? Placer a raudales.

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