Cómo masturbar el clítoris

Cómo Masturbar el Clítoris

“En 1559 Colón descubrió el clítoris (dulcedo amoris), me refiero a Renaldo Colón, que navegó hasta taparse con él en uno de sus periplos anatómicos, aunque Gabriel Falopio le disputó el descubrimiento, insistiendo en que había sido él quien divisó la colina con anterioridad. Permitidme que haga una analogía entre los dos Colón, los dos descubridores, Cristóbal y Renaldo. Sus hallazgos, separados por menos de cien años, el primero referido a una parte del mundo y el segundo referido a una parte del cuerpo, comparten una arrogancia desmedida que nos resulta familiar, la de ver las cosas desde la perspectiva jerárquica del varón. En el caso del Nuevo Mundo, el observador es un europeo. En el del clítoris es un hombre. Tanto las gentes que vivían en el «Nuevo Mundo» desde hacía milenios como, me atrevo a decir, la mayoría de las mujeres se habrían quedado estupefactas ante tales «descubrimientos»”. Empezamos el artículo con este maravilloso extracto de ‘El verano sin hombres’ de Siri Hustvedt, porque amigas, nos viene pintiparado. Y es que el clítoris siempre ha caminado entre dos aguas, el desconocimiento y la indiferencia. Total, ¿para qué servía ese pequeño guisante sin ningún papel biológico?, ¿era un pene atrofiado?, ¿un deshecho anatómico?, ¿para qué leches servía aquello? Y es que del placer masculino surge el semen que fecunda a la mujer, pero ¿de aquella cosa diminuta fluía algo? ¡La alegría, señores!, y de diminuto… nada.

Cualquier mujer con cierta curiosidad por su cuerpo había adivinado mucho antes que Renaldo que ahí había algo bueno, aunque no tuviera nombre. Después llegó Freud, que sí, reconoció que existía un orgasmo provocado por el clítoris pero se trataba, claro, de un orgasmo infantil, poco desarrollado, y que solo alcanzaría la mayoría de edad y la respetabilidad cuando empezara a llegar por el sitio correcto, la vagina. Algunas se obsesionaron tanto con las teorías del rey del psicoanálisis que la liaron parda. Ahí tenemos a Marie Bonaparte, descendiente de Napoleón, que al no conseguir el clímax mediante la penetración concluyó que el problema era anatómico, su clítoris no estaba lo suficientemente cerca de la vagina. Intentó poner remedio a esta distancia con una operación que, evidentemente, no salió como esperaba. Esto ya nos habla mucho de la influencia del contexto y las teorías ajenas en nuestro placer y nuestro cuerpo. En vez de pensar que eran teorías erróneas porque no se correspondían con su corporalidad, creyó que lo incorrecto era su cuerpo.

Porque la única verdad es que el clítoris está ahí solo para darnos placer. Esa es su única función ¡y bendita sea! Además, no es un botón minúsculo, mide aproximadamente 10 centímetros y cuenta con 8.000 terminaciones nerviosas (el doble de las que tiene el glande del pene). Y como ninguna niña encontró jamás esta información en un libro de texto, ¡ni las mujeres adultas en los libros de anatomía en la universidad!, unas lo descubrieron por azar y a otras se las tachó de frígidas. Pero tranquila, porque ahora nosotros al más puro estilo María Jiménez gritamos ¡se acabó! Y te lo contamos todo.

Las mejores técnicas para estimular el clítoris

Lo primero que debes tener en cuenta es que el clítoris es un órgano extremadamente sensible. Lo más adecuado es comenzar poco a poco (este consejo te valdrá para la estimulación de cualquier zona erógena, las prisas no son buenas compañeras de viaje). Jamás vayas directamente a presionar la parte más visible del clítoris porque hacerlo así es probale que solo te provoque molestias, dolor o rechazo.

Siempre es recomendable empezar a explorarse sola. Así, cuando sepas lo que te gusta, podrás trasladarlo a tus parejas sexuales. Yo, particularmente, te aconsejo que vuelvas al origen y disfrutes del camino, lo que yo llamo "frote, mano y juguete". 

Estimulación de "frote"

Para empezar a disfrutar del clítoris, lo primero es legitimar lo que ya sabemos. Y es que seguramente de pequeña te has frotado contra el colchón, resposabrazos del sofá, tu peluche "favorito"... y eso, amiga, es disfrutar del clítoris. Antes de que las teorías de Freud se colasen en nuestra cabeza en forma de representación de la sexualidad en el cine y en la cultura popular y pensáremos que para masturbarse había que disfrutar del sexo vaginal, ya sabíamos que frotarnos por fuera era pura fantasía.

Una vez que hayamos vuelto a los orígenes y nos sintamos cómodas restregándonos sin pensar que esta práctica es menos sexo que otras, podemos pasar a la mano.

Estimulación manual

Recuerda que, aunque se trata del órgano más erógeno del cuerpo femenino, las caricias en otras zonas como los pechos, la cara interna de los muslos y los labios vaginales incrementarán la excitación. Para tocarse es importante estar excitadas y que nos apetezca hacerlo, por lo que ir poco a poco, antes de llegar a tocarnos la vulva, es muy buena idea. Prueba a comenzar realizando movimientos muy suaves alrededor del clítoris sin posarte directamente sobre él.

Hay personas con clítoris muy sensibles y para ellas el contacto directo puede ser doloroso, por lo que orbitar alredor siempre es buena idea. También, disfrutar de esta estimulación con las bragas puestas puede ayudarte a que no sientas dolor.

Aprender a tocarnos con la mano requiere tiempo. Si necesitas ideas, puedes consultar el estudio Omyges, que ha sido realizado por un grupo de mujeres para analizar los patrones más utilizados para tan noble arte.

Los dedos son mágicos e igual que pueden tocar extraordinarias sinfonías al piano, pueden desencadenar, con la presión y la cadencia adecuados, el orgasmo más intesnto. Mover los dedos alrededor del clítoris suavemente intensificando la presión según la excitación, hará que aumente el deseo.

Hay tres cosas clave para una buena estimulación manual del clítoris: saber dónde está (sí, sí, ríete, pero no todo el mundo lo tiene claro), no apretar nunca como si estuvieras llamando a un timbre (no saldrá nadie a abrirte) y dedicarle el tiempo necesario.

Y si ya quieres llevar la experiencia a un nuevo nivel, te recomiendo añadir a la experiencia un poco de lubricante.

Estimulación con juguetes eróticos

La juguetería erótica ha supuesto toda una revolución en la masturbación femenina. Los primeros vibradores se inventaron para que a los médicos no se les cansase la mano "curando la histeria", pero pronto surgieron otros para que las mujeres pudieran disfrutarlos en casa, aunque su publicidad no iba dirigida hacia su verdadero uso.

Con el tiempo, los mal llamados consoladores, que eran dildos vibradores centrados únicamente en la penetración, pasaron a ser un producto con un gran nicho de mercado sin cubrir. La revolución empezó en los 70 con el Hitachi, el primer bastón de masaje usado de forma explícita para la estimulación clitorial. Con este formato tenemos en la actualidad maravillas tan depuradas como el LELO Smart Wand 2 Grande. Pero, el verdadero apogeo revolucionario del placer llegó hace aproxidamente cinco años con los succionadores de clítoris.

Recuerda que más del 70 % de las mujeres necesita la estimulación directa del clítoris para llegar al orgasmo. Si no has estado viviendo en una ecoaldea en los últimos años, sin contacto alguno con el mundo exterior, ya sabrás que el succionador rodea el clítoris y lo estimula sin contacto directo mediante ondas de aire. Ninguna marca de juguetería se ha quedado atrás y ahora puedes encontrar succionadores de todos los tipos, tamaños y modelos posibles. Prueba, investiga, descúbrelo todo, pero trátalo como se merece. Si el clítoris es tu pastor, nada te falta.

En el mundo de los juguetes eróticos tenemos miles de opciones más para elegir. Existen modelos para todos los gustos, pequeños y sofisticados (Twenty One de Bijoux), conejitos rampantes, que masajean al mismo tiempo el clítoris y la vagina (LELO Soraya Wave), juguetes que imitan el sexo oral (LELO Ora) o aquellos que simulan los pulsos más expertos (Lora Dicarlo Carezza).

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