De Sting a Sánchez Dragó, la espantajería del sexo tántrico

De Sting a Sánchez Dragó, la espantajería del sexo tántrico

Dice Nacho Vegas en una de sus canciones que incluso los perros se ponen tristes después de eyacular. No es algo nuevo, hijos de la tradición judeocristiana que ve el sexo como algo sucio o pecaminoso que solo debe hacerse en aras de la procreación, después de entregarnos a un encuentro grotesco y animalizado en el que nos restregamos sin ton ni son para alcanzar un orgasmo mecánico tenemos que correr a la ducha para que el agua borre los restos del semen. Ya lo dijeron los romanos, “post coitum omne animal triste est” (después del coito, todo animal está triste), que no es algo nuevo, vaya. Y en esas estábamos, deshaciéndonos como podíamos de una cultura de mierda, cuando llega Sting y suelta que hace el amor con su mujer durante ocho horas seguidas gracias al sexo tántrico. Más tarde la señora confesó que el cantante estaba como tu padre en Nochevieja, “en avanzado estado de embriaguez”, pero el mal ya estaba hecho.

Seamos claros, tenemos de místicos lo justito. No queremos meternos en camisas de once varas (o sí) ni analizar aquí todo lo que supone la filosofía tántrica pero no, el tantra no tiene como fin último conocerse a uno mismo a través de la sexualidad, o no solo. Pero oye, que de repente aparecieron hasta en la sopa ‘maestros tántricos’ explicando que el sexo era el fin para alcanzar la iluminación. Ni abstinencia, ni oración, ni leches, a follar se ha dicho, pero a follar bien, claro, y sin desperdiciar una gota de la sagrada lefa. Y su discurso oriental molaba más que el nuestro.

Si todo lo que te viene a la mente cuando piensas en la India es el Kamasutra, el Ganges lleno de muertos, Apu el de los Simpson, comida picante y sexo tántrico, tranquilo, no estás solo. A Sánchez Dragó le pasa la mismo y nadie le impide ir diciendo a todo quisqui que el secreto de la longevidad está en la eyaculación hacia adentro (no vamos a mentar lo de acostarse con niñas de 13 años pero como remedio para cuando te quieras librar de una borrachera como la de Sting siempre puedes recordar que dijo sobre ellas “no hay nada como la piel tersa, los pechitos como capullos, el chochito rosáceo"). Si ya has vuelto del baño, seguimos. Con una variante hinduista, otra budista y otra taoísta y más de 4.000 años de antigüedad, la doctrina tántrica tiene implicaciones en todos los aspectos de la vida y busca la realización espiritual a través, fundamentalmente, de la meditación y de la consciencia del cuerpo. ¿Se puede aplicar esto al sexo? Por supuesto.

El sexo tántrico está de moda. Igual que coges el coche después de 10 horas de trabajo para irte a clase de yoga. Porque no podemos creernos que la vida sea solo eso, o porque Gisele Bündchen cuelga fotos en posturas imposibles mientras sus hijos la intentan imitar cuando los tuyos, si te despistas un segundo, están bebiendo agua del váter. La historia es dejarse llevar por el placer del momento sin pensar en la meta, igual que te dicen que dejes de pensar todo el año en unas vacaciones que pasan volando o toda la semana en los tres vinos que te vas a poder tomar el finde. Los pasos serían sencillos: aceptarse y aceptar al otro, estar presente en el momento con los cinco sentidos (nada de pensar que te estás perdiendo el principio de Informe Semanal), expresar lo que sientes (si quieres ir al baño, dilo cuanto antes), y acompasarte con la otra persona, con su respiración y sus movimientos. ¿Y lo de contener la eyaculación? Ejercita la musculatura pélvica hasta que la tengas como los nuevos abdominales de Leticia Sabater. Una última cosa, el semen de sagrado tiene poco, derrámalo cuanto quieras.

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