Emmanuelle, o porno suave disfrazado de liberación feminista

Emmanuelle, o porno suave disfrazado de liberación feminista

No te preocupes, solo se podrá ver en Francia, le dijeron a la joven Silvia Kristel para tranquilizarla. Después de leer el guion de Emmanuelle temía que sus padres, en Holanda, pudieran ver a su hija de semejante guisa. El resto ya es historia, porque sí, ha habido muchos iconos eróticos, Brigitte Bardot, Claudia Cardinale, Sofía Loren, Pamela Anderson, Leticia Sabater (como lo oyen, ya pueden volver a cerrar la boca), pero ninguno tan exorbitante y precipitado. Con su belleza delicada, Kristel encarnó a la muchacha ingenua y libidinosa en un camino iniciático a las entrañas del sexo. La Emmanuelle estrenada en 1974 bajo la dirección de Just Jaeckin no solo es un clásico del cine erótico, fue la primera película del género para el gran público. Según escribe el periodista Pedro Calleja en su libro Películas clave del cine erótico, “Emmanuelle es mucho más que una película o una referencia generacional. Su aparición marcó un antes y un después en la evolución del cine erótico mundial. Además de consolidar una estética audiovisual muy característica, que algunos denominaron afrancesada, asentó las bases de un discurso sensual iniciático, sofisticado y burgués, que aún forma parte de nuestro imaginario colectivo”.

Básicamente, el film se alejó de la oscuridad y la sordidez para retratar con ínfulas de sofisticación todas las fantasías masculinas (masturbación, violación, sexo lésbico, y hasta una vagina fumando) rodeando su visionado de un aura de modernidad y rebeldía, y apelando, ahí es nada, al feminismo y a la liberación de la mujer. Con un par. Solo por dar algún dato, fue la primera película X proyectada en cines en Reino Unido (aunque con varias escenas censuradas), la primera con esta clasificación que fue distribuida por Columbia Pictures en Estados Unidos y exhibida en salas comerciales de forma masiva, se mantuvo en cartel durante 11 años en el cine Paris Triomphe de los Campos Elíseos y en España miles de españolitos hicieron el inevitable viaje a Perpignan. En total, más de 300 millones de personas vieron Emmanuelle, recaudó más de 5.000 millones de dólares y se realizaron más de 80 secuelas, siete de ellas oficiales.

Aunque vista hoy es tan buena como V Invasión Extraterrestre, las peripecias sexuales de Kristel hicieron correr ríos de esperma. Aún hoy se pueden leer titulares como “Emmanuelle trajo luz, elegancia y sofisticación al erotismo”. Chachi. Huíamos del conservadurismo, dicen, éramos progresistas, y Emanuelle lo petaba. Pero una cosa era verla en el cine, que guay, y otra no pensar que la tía era una fresca. Según cuenta Álvaro Corazón Rural en un artículo estupendo sobre la vida de Kristel publicado en JotDown, la actriz nunca pudo desasirse del personaje.

“En las miles de entrevistas que dio, la Kristel siempre tuvo que repetirle a los periodistas que su vida sexual no era como en el film y ponía el ejemplo de John Wayne: «¿Iba él luego por la calle disparando a los indios?». No le sirvió de nada. En España, en el programa de TVE Dos por Dos, estuvo a punto de levantarse de la mesa y largarse por las invectivas de Mercedes Milá. Años después, antes de acudir al programa de Ángel Casas, en la rueda de prensa que ofreció a los medios locales, la primera pregunta fue: «¿Lleva usted ropa interior?». Y después otro periodista dijo: «¿Se considera un payaso con tetas?»”, cuenta el periodista.

Hay un momento aún más siniestro. La actriz visitó España en 1980 para acudir al Festival de Cine de Sevilla. En la habitación del hotel encontró una rata muerta con un letrero clavado ‘márchate de aquí, so golfa’. Ya ven ustedes, liberados y feministas en estado puro.

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