Josep Lapidario: “El BDSM es como un buffet libre, puedes coger lo que te dé la gana”

Josep Lapidario: “El BDSM es como un buffet libre, puedes coger lo que te dé la gana”

“El abandono total, la confianza absoluta, el posible dolor que deviene placer, la restricción de movimientos que se convierte en liberación inesperada…”, los artículos de Josep Lapidario en JotDown son la forma más bella, divertida y desprejuiciada de adentrarse en un universo bañado de tópicos. Cualquier lector sabe que la buena literatura da o quita apetitos, y si después de leer ‘On the road’ quieres dejar tu trabajo, llenar el depósito y echarte sin rumbo a la carretera y cualquier novela de Sacks hace que te fustigues por no haber estudiado neurología, los textos de Lapidario salpicados de continuas referencias al arte, la literatura, el cine o la historia, anécdotas autobiográficas y comentarios llenos de humor disuaden rápido de recelos previos. Lo que a menudo se considera turbio y oscuro, patológico, minoritario o asociado a traumas o malas experiencias pasadas es solo otra forma de explorar la sexualidad y poco tiene que ver con el señor Grey, “un memo con aires de concejal marbellí que justifica su conducta controladora y machista en el BDSM”. “Llevábamos años intentando naturalizarlo y de pronto llega algo que lo vuelve increíblemente popular de la forma más cutre”, lamenta Lapidario. Nosotros queríamos saber más y él ha accedido a contárnoslo. Spoiler: es tan encantador como reflejan sus escritos, diríamos campechano pero con el Emérito se ha devaluado el adjetivo.

Lapidario, que por si os lo habéis preguntado en algún momento no tiene un apellido tan guay aunque molaría, “es mi nombre de guerra”, ya se imaginaba de niño con mujeres atadas o que lo ataban a él. “Y es curioso”, explica, “porque no me dejé atar hasta muy tarde, estuve haciendo de dominante hasta que conocí a mi pareja actual”. Esas ensoñaciones eróticas le dejaban un regusto de culpa y pecado que tardó en disiparse, como siempre ocurre, gracias a la información que llegó más tarde, “cuando conocí a gente y descubrí el lado positivo del BDSM”. Con frecuencia lo que se sale de lo normativo te hace sentir un bicho raro. Por eso empezó a escribir sobre ello, “no para normalizarlo pero sí para naturalizarlo, para ayudar a otros a comprender que son impulsos naturales”. “Es un juego, pero el hecho de que sea un juego no significa que no sea algo muy serio. No es un estilo de vida, no hace falta subirlo de estatus, es una forma de expresión sexual, y con sexual no me refiero a coital”.

Con leer sus textos queda claro, pero se lo preguntamos por deformación profesional, ¿con cuál de las cuatro letras de quedas? “Con las cuerdas, con la B”. El arte japonés del shibari es algo que ha tratado con especial cariño en sus artículos. “El BDSM es como un buffet libre, puedes coger lo que te dé la gana. A mí lo que primero me llamó la atención fue el bondage, pero lo interesante es que la gente entienda que es dinámico y que se puede evolucionar en los gustos”. Ante la duda sobre cómo podríamos los torpes iniciarnos en los nudos sostiene que los más fáciles están al alcance hasta de los más manazas, no obstante, “el shibari produce lesiones si no se hace bien, hay que ir con cuidado”, matiza. Y es que como en todos los sectores, en este también abundan los maestrillos y “no conviene confiar en el primero que encuentres para iniciarte”.

Lapidario tantea en sus publicaciones la relación entre Eros y Tanatos, “cualquier exploración de la sexualidad te lleva a pensar en la muerte, existe una relación que el BDSM hace más evidente mediante prácticas como la asfixia o el sometimiento”, dice. Lo que a los neófitos de cierta edad nos lleva irremediablemente a pensar en David Carradine. “La autoasfixia erótica es el juego más peligroso del BDSM y un tema muy controvertido”. Su consejo es “jamás solo”. Siempre en compañía, estableciendo reglas y con palabra de seguridad. “Lo que da placer es saber que también la otra persona está disfrutando aunque dé señales externas de que no. La palabra de seguridad es un beneficio para ambos”. La excitación nos ayuda a sentirnos vivos, a estar presentes en el momento, y “sin el factor psicológico difícilmente puedes sentir excitación total”, explica. Por eso nos preguntamos ¿cuánto tiene el BDSM de liturgia? “A veces todo y a veces nada”, responde. “A veces el que va a llevar la batuta piensa en qué va a consistir la sesión y hay un punto de ritual al poner el collar y quitarse la ropa, pero también hay sesiones que se improvisan”.

En cuanto a la nueva y a la vieja guardia, a la evolución del BDSM en el tiempo, Lapidario explica que “es un poco la guerra en los boomers y lo millenials, aunque ahora ya hay una nueva, nueva guardia, los postmillenial. La vieja guardia tenía una visión más estricta, lo vivía de una forma más clandestina, más como un estilo de vida, hablaban del 24/7, 24 horas al día, 7 días a la semana en el rol. La nueva guardia tiene una concepción más abierta, puedes ser sometido o dominante según el momento, y los que vienen ahora son incluso más abiertos y menos miedosos, también hay más equilibrio, muchas más mujeres en papeles que históricamente han hecho más los hombres”.

¿Un libro para iniciarse? “BDSM, Introducción a las técnicas y su significado” de Jay Wiseman, Complete Shibari de Douglas Kent (guía práctica) y The Beauty of Kinbaku, un libro sobre la historia de la práctica”. ¿Una película? “Secretary, es una de las primeras películas que muestran una relación D/s de manera positiva, es una comedia romántica”. Para los interesados, también existen aplicaciones, redes sociales como FetLife, exclusiva para la comunidad BDSM o talleres presenciales en muchas ciudades.

Lapidario utiliza un uno de sus artículos una cita de Michel Foucault que viene como anillo al dedo para poner punto y final a esta entrevista: “La creencia de que la práctica del sadomasoquismo es un medio para liberar una violencia latente y dar rienda suelta a la agresividad es poco menos que estúpida. No hay ninguna agresividad en las prácticas de los amantes sadomasoquistas: inventan nuevas posibilidades de placer haciendo un uso creativo de partes inusitadas del cuerpo, erotizándolo. (…) No se trata sino de sondear el placer y todas sus posibilidades”. Les interese o no el BDSM no dejen de leerlo, el sexo es cultura y practicarlo en cualquier de sus formas hacer de la cultura la expresión más divertida.

SYSTEM_GEOWEB_TITLE

Detectamos que navegas desde una ubicación diferente a la que corresponde a esta web. Por favor, confírmanos que sitio quieres visitar