“El problema que plantea el culo es que todos tenemos uno”, dicen Javier Sáenz y Sejo Carrascosa en su maravilloso ensayo ‘Por el culo’ para aludir a la difícil relación que los hombres, concretamente los hombres heterosexuales, mantienen con su ano. Y efectivamente, todos tenemos uno. No existen las operaciones de extirpación de culo, personas de cualquier identidad y orientación ostentan con mayor o menor orgullo uno sin poder hacer nada por remediarlo. Ahora bien, aunque el mundo está plagado de anos, hoy vamos a centrarnos en los masculinos. Así que por favor, todo aquel que no sea Luis Aragonés (que es bien sabido que a él no le entra por ahí ni el bigote de una gamba), que preste atención, porque cuando el ano se abre, el placer se desboca.
Empecemos por lo más básico. ¿Por qué centrarnos solo en los anos masculinos? La explicación es sencilla. El ano, el de cualquiera, está repleto de terminaciones nerviosas que lo convierten en una de las mayores zonas erógenas del cuerpo. La estimulación y la penetración anal, más allá de prejuicios culturales y estigmas religiosos, se ha practicado desde la antigüedad, lo que demuestra de nuevo que el ser humano no será la repanocha pero es francamente hábil a la hora de buscar el goce propio. No obstante, los hombres cuentan con una glándula extremadamente sensible de la que la anotomía femenina carece, la próstata, y a la que sí, muchachos, solo se puede acceder por el glorioso ano. Justo ahí, junto a esa glándula que solo tenéis vosotros, se encuentra el llamado ‘Punto P’, una especie de Santo Grial del placer masculino. Solo que este sí existe y te hará aullar cuando lo descubras.
Tranquilos, somos conscientes de que la primera barrera a derribar es la de la mente. No irás al infierno de los sodomitas (aunque sinceramente, no tiene que ser aburrido), no te convertirás en homosexual (si ese es tu miedo, te informamos de que no funciona así), no serás menos hombre y no te entrarán unas ganas locas de quitar el fútbol y ver ‘Las chicas Gilmore’ (aunque quizá deberías, es una gran serie). Tantos años de convencimientos absurdos solo han servido para evitar que disfrutemos de nuestro cuerpo, de todo él. Puestos a creer mamarrachadas preferimos apostar por Drácula, la homeopatía y el mindfulness.
¿Qué es el Punto P?
Aunque algunos han equiparado el Punto P masculino con el Punto G femenino, lo cierto es que el debate sobre la existencia del Punto G femenino no existe en este caso. Como hemos dicho, el Punto P es una zona especialmente sensible y exclusiva de la anatomía masculina. Su estimulación, que solo puede llevarse a cabo a través del ano y que se conoce también como masaje prostático, reporta intensos orgasmos.
De hecho, y según algunos estudios, los clímax alcanzados mediante el Punto P serían un 33% más potentes que los logrados gracias a la estimulación del glande del pene. Otros aseguran que la doble estimulación, del pene y del ano simultáneamente, es una experiencia digna del mismísimo Jehová (no nos lapidéis por herejes, por favor).
¿Dónde se encuentra el Punto P?
El Punto P se encuentra junto a la próstata, en la pared anterior del recto y a unos cuatro o cinco centímetros de la entrada del ano. La próstata (por si las moscas añadimos esta información), es una glándula que solo tienen los hombres y que se ubica justo debajo de la vejiga. Del tamaño de una nuez, su función, junto a los testículos y a las vesículas seminales, es producir el semen que se expulsa en la eyaculación. Hasta aquí todo claro, esperamos.
Estimular el Punto G masculino de forma manual
Para empezar, añadimos lo de masculino porque muchos lo buscáis así, no obstante, no hay Punto P masculino y femenino, solo existe el Punto P masculino. Lo más recomendable si es tu primera vez es descubrirlo tú mismo y manualmente, así te familiarizas con tu propio cuerpo, con calma, y sin miedos.
Se trata de un juego, relájate. Comienza masajeando el ano y el perineo (la piel que se encuentra entre los testículos y el ano) mientras aplicas el lubricante, hazlo con uno o dos dedos y en círculos, así contribuirás a la relajación de la musculatura e irás favoreciendo la excitación. Cuando te sientas preparado, recuerda que no hay ninguna prisa, introduce un dedo en el ano suavemente, unos cuatro centímetros hacia dentro, e intenta moverlo como si quisieras hacer el gesto de ‘ven aquí’. Si estás excitado la próstata se habrá hinchado, así que al llegar a ella lo sabrás porque notarás un bultito. Al presionarlo ligeramente sentirás un enorme placer y puede que también ciertas ganas de hacer pis, todo normal, no te preocupes.
El resto es cuestión de gustos, y solo queda descubrir los tuyos. Presiona con más o menos intensidad, masajea, da toquecitos. Te recordamos de nuevo que la próstata es muy sensible, por lo que si quieres evitar una eyaculación rápida no presiones con demasiada intensidad.
Estimular el Punto P con juguetes eróticos
Aunque es genial comenzar la estimulación anal manualmente, especialmente las primeras veces, el mercado de la juguetería erótica ofrece una amplísima gama de productos específicamente diseñados para alcanzar los lugares más sensibles y erógenos de la forma más fácil y cómoda. Como ejemplo señalamos los plugs anales, los vibradores de Punto P o los estimuladores prostáticos, auténticas joyas de ingeniería que cuentan con la última tecnología para que disfrutes al máximo.
¿Por qué recurrir a ellos? Porque además de facilitarte mucho la tarea, te provocarán nuevas sensaciones imposibles de conseguir de forma manual por muy diestro que seas. No se trata de sustituir, solo de complementar, de añadir más placer al placer. Te presentamos algunos de los modelos más interesantes para empezar a abrir boca.
Estimuladores prostáticos
Los estimuladores prostáticos son juguetes eróticos, normalmente elaborados en silicona extrasuave de altísima calidad e hipoalergénica para evitar problemas, que cuentan con la forma idónea para insertarse cómodamente en el ano y llegar al Punto P fácilmente gracias a una ligera curvatura en su extremo. Además, y como tope de seguridad (recuerda que cualquier juguete destinado a la estimulación anal debe contar con un tope que evite que se vaya de excursión por el intestino), suelen tener una base que también vibra estimulando así perineo, testículos y Punto P simultáneamente.
Estos estimuladores prostáticos o vibradores de Punto P están dotados con potentes motores que ofrecen distintas intensidades y patrones de vibración. Algunos, incluso cuentan con mando a distancia o se pueden sincronizar con una aplicación en el móvil para ser controlados a cualquier distancia. Como ves, los fabricantes han pensado en todos los detalles, y marcas tan prestigiosas como LELO (con su LELO Hugo y su LELO Bruno), We-Vibe (con We-Vibe Vector), o Lovense (Edge 2), han incorporado a sus catálogos algunos de los estimuladores de próstata más vendidos y mejor valorados del mercado.
No menos importante, por si te lo estabas preguntado, es el hecho de que estos juguetes han sido elaborados pensando en todos los hombres, con independencia de su grado de experiencia.
Plugs anales
Con o sin vibración (porque los hay de ambos tipos), los plugs anales son el juguete perfecto para iniciarte en la estimulación anal. Cierto, no están diseñados para la estimulación concreta del Punto P, pero gracias a su forma cónica, con una punta fina que va incrementando su grosor hasta la base, son ideales para la dilatación de la musculatura anal previa a cualquier juego. Los hay de mil tipos: de acero pulido como el de Cincuenta sombras de Grey, con control remoto y una base que estimula también el perineo como We-Vibe Ditto, o con vibración y Bluetooth como el Lovense Hush.
De diferentes tamaño, colores y elaborados en distintos materiales, los plugs anales te abrirán un mundo de posibilidades. Si da un cierto reparo comenzar directamente por un masajeador prostático, prueba primero con un plug liso y de pequeño tamaño, nunca falla.
Nuestros consejos para masturbar con éxito el Punto P
Si has decidido vivir libremente, hacer caso omiso de las chorradas y disfrutar de todo lo que puede ofrecer tu cuerpo, ¡enhorabuena! Solo por eso te vamos a dar una serie de consejos para que tu exploración sea un éxito.
- Parece evidente, pero extrema la higiene, tanto de la zona anal como de las manos.
- Por favor, córtate las uñas antes.
- Elige un buen lubricante y aplícatelo como si no hubiera un mañana. El ano no lubrica de forma natural y una lubricación deficiente volverá la experiencia incómoda y dolorosa.
- Aplícate el lubricante anal mediante un suave masaje con los dedos y haciendo círculos. Tus músculos comenzarán a relajarse. Pudesde descubir cuál es el mejor lubricante anal en este artículo.
- No tengas prisa. Antes de introducir los dedos o un juguete en el ano estimula primero el perineo, incrementarás la excitación.
- Tanto si vas a masturbarte con la mano como si has optado por un juguete, la inserción debe ser suave y lenta.
- En el caso de los dedos, introduce uno o varios (los que sea menester) y muévelos como si estuvieras diciendo ‘ven aquí’ hasta que notes un bultito, es la próstata. Masajea o da toquecitos muy suavemente.
- Para aumentar el placer combina la estimulación anal con la estimulación del pene.
Y ahora, recurriendo a las palabras del poeta Allen Ginsberg, esperamos que tu ano se conserve joven, hasta la muerte, dilatado. Disfrútalo.