Si nuestras fantasías más ocultas son una perversión, lo cierto es que se trata de una perversión bastante extendida. En EroticFeel abrimos las puertas a un placer distinto, alternativo, pero no por eso desdeñable. El BDSM es un rito y, como tal, requiere de una serie de artículos para llevarlo a cabo. Hágase su voluntad, y la tuya..
“De vez en cuando buscaba una prostituta, se desnudaba completamente (en cambio, ella no debía quitarse nada), y hacía que ella le pisoteara, le azotara y le pegara. [El sujeto libidinoso lamía el pie de la mujer, lo que solo podía hacer cuando estaba muy excitado; entonces eyaculaba.]”. Esta descripción forma parte de 'Psychopathia sexualis' (1886), el primer libro dedicado íntegramente a las fijaciones sexuales o parafilias. Con frecuencia, la gente se siente culpable o diferente por desear o llevar a cabo prácticas que se salen de lo convencional, de las rutinas sexuales catalogadas como ‘normales’. Muchas veces es el mismo concepto de tabú lo que convierte algo en interesante y excitante, pero lejos de lo que muchos piensan, la mayoría de las personas fantasean con las mismas situaciones. Así lo explica el sexólogo Justin Lehmiller, que después de encuestar a más de 4.000 estadounidenses de entre 18 y 87 años, de diferentes identidades de género, orientaciones sexuales, entornos demográficos y perfiles políticos, ha sacado una hermosa conclusión: si nuestras fantasías más ocultas son una perversión, lo cierto es que se trata de una perversión bastante extendida.
Los datos del estudio reflejan que estas ensoñaciones sexuales pueden dividirse en tres grandes bloques. El primero y más numeroso es el del sexo en grupo (el trío sigue ganando por goleada). El 95% de los hombres encuestados y el 87% de las mujeres afirmaron haber fantaseado con el sexo colectivo. El segundo bloque está relacionado con el sexo en lugares públicos, parques, ascensores, la oficina o el baño del avión. Dentro de este grupo también se engloban las fantasías que hacen referencia al uso de juguetes sexuales, siendo los más nombrados las esposas y vendas, lo que enlaza a la perfección con el tercer bloque, el BDSM. El 27% de los encuestados sostuvo que sus fantasías predilectas estaban directamente relacionadas con el bondage, la disciplina y la dominación. Además, el 79% confesó haber fantaseado con el bondage, más de la mitad con la disciplina (dar órdenes o recibirlas) y el 73% con infligir u obtener dolor. ¿Somos todos sadomasoquistas? Tal vez.
BDSM es un acrónimo formado por la B de bondage (inmovilizaciones, ataduras), las D/S de dominación y sumisión, y las S/M de sadomasoquismo, uso de dolor erótico. Así lo explica el escritor y aficionado Josep Lapidario en uno de sus muchos artículos sobre el tema, asegurando también que aún hoy “pervive una injusta prevención social respecto al BDSM. En parte proviene de muchos años de sensacionalismo barato y películas que presentan el sadomasoquismo como algo agresivo, oscuro y destructivo, cuando en realidad resulta altamente placentero si se practica con dos dedos de frente”.
Aunque se tienda a pensar que BDSM y sadomasoquismo son sinónimos, no lo son; el sadomasoquismo es solo una parte, una práctica más dentro de un mundo mucho más amplio. El término 'sado' o 'sadismo' proviene del Marqués de Sade, el noble francés del siglo XVIII que se pasó la vida entre cárceles, burdeles y psiquiátricos, y que escandalizó a puritanos y a los que no lo eran tanto con libros en los que narraba todo tipo de perversiones y crímenes sexuales. Masoquismo, por otra parte, debe su nombre al austríaco Leopold von Sacher-Masoch, que en el siglo XIX escribió ‘La Venus de las pieles’, una obra semiautobiográfica en la que aireaba su relación de esclavitud con una dama, la primera dominatrix famosa de la historia.
Para ahondar un poco más en el sadomasoquismo y las controversias que levanta podemos tomar la definición del filósofo francés Michel Foucault. “El sadomasoquismo es la creación efectiva de nuevas e imprevistas posibilidades de placer. La creencia de que su práctica es un medio para liberar una violencia latente y dar rienda suelta a la agresividad es completamente estúpida. (…) Es bien sabido que no hay ninguna agresividad en las prácticas de los amantes sadomasoquistas; inventan nuevas posibilidades de placer haciendo uso de objetos extraños o partes inusitadas del cuerpo, erotizándolo”.
El caso, para los que aún tengan dudas, es que el BDSM abarca desde las inmovilizaciones propias del bondage hasta los más severos azotes. Tal vez seas aficionado a que te den órdenes en la cama, a cierto grado de agresividad o al roce de una soga enredada en tus muñecas. Puede que disfrutes con todo o solo con una de las partes, puede que prefieras una mayor suavidad o las prácticas más salvajes; sea como sea, dentro del mundo BDSM cabe todo (siempre de manera consensuada), porque aquí, como en lo demás, en la variedad está el gusto.
En EroticFeel abrimos las puertas a un placer distinto, alternativo, pero no por eso desdeñable. El BDSM es un rito y, como tal, requiere de una serie de artículos para llevarlo a cabo. Como hemos visto antes, cada una de las siglas hace referencia a una práctica distinta. Si solo vas a practicar bondage no necesitarás una fusta, pero si quieres vivir la experiencia completa no te vendrá mal llevarte todo el pack, esposas, arneses, fustas, pinzas, collares, plumas, lencería… No te asustes, si acabas de empezar te enseñaremos cómo y si ya eres un experto aquí encontrarás todos los juguetes BDSM que existen en el mercado.
Quizá sería más fácil preguntar qué no vas a encontrar. El planeta BDSM es tan ingente y el catálogo de artículos diseñados para tal fin tan inmenso que nuestro sex shop se irá llenando poco a poco de los objetos BDSM más variados. Azotadores, columpios, lencería de cuero y de látex, corsés, máscaras, mordazas, pinzas, plugs, plumas, velas, succionadores… Los juguetes BDSM son indispensables para poder llevar a cabo lo juegos más placenteros. Tú propón que nosotros disponemos. En tu imaginación está el límite.
Dos cuerpos desnudos, o casi, eso va en el gusto de cada uno. Dos hombres, dos mujeres, un hombre y una mujer, la combinación también la eliges tú. Ahora se van a establecer los roles, coge tus brazos con firmeza e inmoviliza tus muñecas, tus tobillos. Hace lo mismo con tus piernas. Estás completamente inmóvil. Te venda los ojos. Estás a su merced. El material roza la piel con una sensación de quemazón que te gusta, ¿debería dolerte? Puede hacer contigo lo que quiera, lo estás deseando.
Si esta fantasía te excita deberías probar el bondage. El término, que viene a significar servidumbre o esclavitud, hace referencia a un juego de dominación en el que te abandonas al otro física y mentalmente. El bondage es la B de BDSM, la primera letra y la práctica más extendida y más fácil de realizar. ¿Qué necesitas? Echa un vistazo a nuestro catálogo. Tenemos los mejores juguetes bondage del mercado. Vendas, cubrepezones, ligueros, arneses, máscaras, antifaces, cadenas corporales, látigos, aquí los límites los pones tú. Hágase su voluntad, y la tuya.
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