Collares BDSM

El simple gesto de cerrarlo alrededor del cuello altera la dinámica, establece los roles, dejáis de ser vosotros para convertiros en otros, el que domina y el que se somete, el que marca las reglas y el que las obedece. A la sensación física de la atadura se suma la excitación mental de la indefensión, del abandono voluntario. La mirada hambrienta denota el deseo.

El BDSM tiene una cierta liturgia, es un culto, un arte, una forma alternativa pero tan válida como cualquier otra de experimentar el placer, el deseo. Y el rito, el gozo, empieza en el mismo momento en que te ciñen el collar al cuello, o lo haces tú. Todo depende del rol que hayas querido adoptar. Un collar BSDM es más que un complemento, no es un mero artículo de juguetería erótica, simboliza la entrega, el momento en el que todo comienza. No se trata de una moda (aunque algunos son tan bonitos que darían el toque magistral a cualquier look), va mucho más allá.

Pero tranquilos, si en cuanto habéis leído lo de ‘collares’ lo primero que se os ha venido a la cabeza ha sido la extraña muerte del glorioso protagonista de Kill Bill queremos disipar vuestros temores. No, utilizar un collar para tus juegos bondage o BDSM no tiene nada que ver con lo que se conoce en el mundillo como ‘hacer un Carradine’. Como es sabido, David Carradine fue encontrado sin vida en su hotel de Bangkok la mañana del 3 de junio de 2009. A pesar de los rumores que hablaban de un extraño asesinato cometido por una secta de asesinos Kung Fu, la escena no dejaba mucho lugar a las dudas. Desnudo en el armario, con las manos atadas y una cuerda que apretaba al mismo tiempo sus testículos y su cuello, el análisis del forense apuntó a un estrangulamiento accidental mientras practicaba la autoasfixia erótica. Estos collares de sumisión no tienen nada que ver con la excitación o la aceleración del orgasmo mediante la privación de oxígeno. Completamente seguros, se trata de limitar y controlar de algún modo los movimientos de la otra persona o, sencillamente, de una representación de obediencia sin riesgo.

Los mejores collares BDSM para practicar bondage

Collares sado, collares BDSM, collares de sumisión o collares bondage, la red está llena de términos para encontrar prácticamente el mismo artículo, aunque es cierto que existen tipos, diferentes variantes y algunas diferencias. En EroticFeel tenemos los mejores collares BDSM del mercado, finos, elegantes o más rudos, todos están elaborados en los mejores materiales por marcas de reconocido prestigio internacional.

Bijoux Indiscrets ha diseñado algunos de nuestros favoritos, tipo choker, con collar de flecos o con cadena, están fabricados en cuero vegano. Estilosos y tan elegantes que se podrían usar en público, cumplen perfectamente su función erótica.

¿Cuál es el significado de un collar de sumisión?

El simple gesto de cerrarlo alrededor del cuello altera la dinámica, establece los roles, dejáis de ser vosotros para convertiros en otros, el que domina y el que se somete, el que marca las reglas y el que las obedece. A la sensación física de la atadura se suma la excitación mental de la indefensión, del abandono voluntario. La mirada hambrienta denota el deseo.

Ancestralmente y en diferentes culturas, las joyas se han usado como símbolo de edad, estado civil o estatus social. Los miembros de algunas tribus africanas utilizaban enormes collares cuando iban a casarse, los egipcios los utilizaban como amuletos y a finales del XIX las prostitutas se ataban un lazo negro alrededor del cuello como parte de su uniforme. En el mundo del bondage o en el más amplio universo BDSM, los collares tienen una simbología diferente, de entrega absoluta al dominante, de confianza. El que lo lleva cede el poder de su cuerpo, de su movimiento, de su placer.

¿Cómo puedo usar mi collar BDSM de sumisión en mis relaciones sexuales?

No queremos ponernos pesados, pero en el sexo el único límite está en vuestra imaginación. A la hora de utilizar elementos BDSM, podéis optar por utilizar simplemente un collar, o podéis combinarlo con otros artículos para vivir una experiencia más completa. Ciñe el collar a su cuello, ata sus manos con unas esposas y estará completa y voluntariamente a tu merced. Las endorfinas se disparan, también la excitación. Acaricia, besa, lame, ordena. Puedes utilizar velas, plumas, fustas, depende de hasta dónde estéis dispuestos a llegar. Solo un consejo, a la hora de embarcaros en esta aventura, consensuar siempre una palabra de seguridad, algo que paralice complemente el juego en caso de que uno de sus miembros comience a sentirse incómodo. Por lo demás hacemos nuestras las palabras de Joaquín Sabina, “los vicios del sexo no son vicios”.

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