Ana Lombardía, sexóloga: “Ellos creen que nos tienen que dar placer con la penetración y que cuanto más tiempo duren, mejor”

Ana Lombardía, sexóloga: “Ellos creen que nos tienen que dar placer con la penetración y que cuanto más tiempo duren, mejor”
Sara Martínez 14/7/2022

Es difícil escapar de la educación recibida, de las creencias y convencionalismos enraizados que nos muestran el camino. Si eres mujer quieta aquí, que venga él, no manifiestes tus deseos sexuales y llega al clímax después de unas cuantas embestidas. Si eres hombre vas con una erección por el mundo sin apenas poder controlar tus impulsos, esa necesidad de ‘descargar’ que pretende justificar barbaridades y que pesa en algunos como una losa de impotencia. Vamos, que siempre tienes ganas y satisfaces a la hembra cubriéndola como tu naturaleza de macho dicta. Como lo hacen los perros y los caballos. Pues resulta que no. Que las mujeres también tienen necesidades, ganas e impulsos, y los hombres experimentan gatillazos, pierden el deseo y les puede costar alcanzar el orgasmo. Y precisamente por eso, porque la masculinidad mal entendida es un lastre que presiona y acompleja, la psicóloga sanitaria y sexóloga Ana Lombardía ha escrito Hablando con ellos. La sexualidad de los hombres hetero, el único libro dirigido al público general que aborda la sexualidad de los hombres heterosexuales con naturalidad, sin patologizar ni dramatizar.

“Esta cultura les coloca en una situación de privilegio, pero también les hace daño”, explica Lombardía. Porque ese hombre que siempre tiene ganas de sexo, que se excita cuando quiere y como quiere, y que mantiene unas erecciones eternas e intensas es una construcción cultural. “A ellos les cuesta mucho hablar de sus problemas sexuales, siempre abordan el tema desde la broma o la fanfarronería”. Ella, con más de 10 años de experiencia, descubrió desde el principio que las principales preocupaciones de sus pacientes masculinos heterosexuales eran la falta de deseo y las dificultades para tener o mantener una erección y para llegar al orgasmo. Sin embargo, cuando en la consulta quería recomendarles un libro no había nada dirigido específicamente a ellos. Y de esa necesidad nace esta obra, un texto ameno que a través de experiencias y anécdotas particulares normaliza inquietudes y vivencias que son comunes a la mayoría.

“Ellos creen que nos tienen que dar placer con la penetración y que cuanto más tiempo duren, mejor. Si eso falla, parece que toda su identidad se pone en entredicho”. Concederle al pene el papel protagonista en el placer de ambos es el germen de la mayoría de los males. Los profesionales llevan años invirtiendo tiempo y recursos en desmontar falsas creencias. Las mujeres necesitan la estimulación del clítoris para alcanzar el orgasmo, el coito es solo una de las muchas prácticas que se pueden llevar a cabo y los hombres no solo llegan al clímax a través del pene, “los testículos, el ano… las posibilidades del placer son amplísimas”. ¿Más mitos falsos que aún persisten? “Que si les gusta disfrutar de su ano son gais o que los hombres no pueden ser multiorgásmicos”.

La imposibilidad de algunos de sus pacientes para lograr el orgasmo en pareja y no en solitario es un problema que achaca, en la mayoría de los casos, a la pornografía. “El porno es un tema complejo. Si recurres siempre al él puede existir un componente de habituación. Por otro lado, si tienes el porno como modelo y aprendes que lo erótico es la violencia y la vejación, puedes intentar replicarlo en la vida real”. En todo caso, la educación sexual, “cuando la hay, está relacionada con los riesgos y no con el placer y el consentimiento”. “Hay que educar a los hombres para que no quieran ser machistas”.

Lombardía aclara que muchos se sienten como “bichos raros” porque no entienden que el deseo puede fluctuar. “Incluso nosotras mismas cuando a ellos no les apetece pensamos ‘ya no le gusto’ o ‘ya no me quiere’, nos echamos la culpa en vez de pensar que está cansado o que no ha tenido un buen día”. “Por mucho que las mujeres nos empoderemos y descubramos nuestro placer, si ellos se quedan atrás solo mejorará nuestra sexualidad individual” (en el caso, por supuesto, de mujeres hetero). Por eso conviene que todos desaprendamos las presiones asociadas al género para convertir eso que creíamos debilidades en liberación. Así, la próxima vez que tengas un gatillazo sabrás que no hay nada que esté mal en ti.

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