¿Es feo el pene? El tabú del desnudo frontal masculino en el cine

¿Es feo el pene? El tabú del desnudo frontal masculino en el cine
Sara Martínez 15/2/2022

Las fans que habían fantaseado con Christian Grey mientras leían la trilogía de E.L James no verían el pene del príncipe del bondage en la gran pantalla. Tanto rollo para nada. “La intención es llegar al máximo de audiencia posible sin asquearles. No quieres hacer algo gratuito, feo y gráfico”, explicó Jamie Dornan, el actor que da vida al protagonista. Por supuesto, aclaramos para quien no haya visto la película y pueda pensar que la misma lógica aplastante se utilizó con la protagonista femenina, que Dakota Johnson sí se despelota mostrándonos pechos y pubis sin que nadie (que sepamos) haya puesto cara de asco. ¿Es feo el pene? Y en caso afirmativo, desde cuándo y para quién.

Avancemos ahora hasta julio de 2021. Sexo/Vida, una serie estrenada por Netlix a finales de junio, incluye en su tercer capítulo un desnudo frontal masculino. Se arma el revuelo, todos los medios de comunicación, revistas femeninas, diarios generalistas, periódicos deportivos, todos se hacen eco de que ¡oh, santo cielo!, ahí hay un pene. La escena es tan ¿escandalosa?, ¿provocadora?, ¿polémica?, ¿inusual?, que incluso da pie a millones de vídeos en Tiktok en los que la gente muestra las reacciones de familiares y parejas ante la secuencia.

Los esbozos de penes paleolíticos que adornan las cuevas prehistóricas, los falos tallados en piedra de Pompella, los pequeños miembros de las esculturas griegas, las descomunales vergas de las estampas Shunga, o los esquemáticos penes que decoran paredes de polideportivos y carpetas de instituto. La historia del arte está plagada de ellos, incluso se pueden encontrar abridores-falo de madera como recuerdo de tus vacaciones en cualquier tienda de souvenirs que se precie.

Entonces, ¿qué ocurre en la gran pantalla? Porque solo hay que hacer memoria para comprobar que haberlos haylos, pero en una proporción tan inferior que da risa. ¿Queréis cifras? Según un estudio, en 2018, aproximadamente el 27,5% de las mujeres con intervenciones habladas en los filmes de Hollywood aparecieron desnudas o semidesnudas en alguna escena. Durante el mismo año y en el caso de los personajes masculinos, el porcentaje desciende hasta el 9%.

Que sí, que ahí tenemos el desnudo frontal de Richard Gere en ‘American Gigolo’ (1980), el de Kevin Bacon en ‘Juegos Salvajes’ (1998), el de Michael Fassbender en ‘Shame’ (2011) o el famoso pene de Ewan MacGregor, que ostenta el primer puesto en el ranking de falos que más tiempo han aparecido en pantalla. Sin embargo, y tal y como nos recuerda la periodista Bárbara Ayuso en un fantástico artículo sobre el tema publicado en Jot Down, en 2010 y en respuesta a las quejas suscitadas por la película ‘Bruno’, la Asociación de Cinematografía de Estados Unidos “varió sus términos para que cuando hubiera un desnudo masculino quedase claramente tipificado, para evitar sofocos”. Una precaución que jamás han necesitado las tetas de Marion Cotillard (que por cierto se pueden ver de nuevo en ‘Annette’), Juliette Binoche o Rooney Mara.

Aunque la primera mujer desnuda apareció en pantalla antes del cine sonoro, no fue hasta 1969 cuando pudimos ver una película de Hollywood con un hombre como dios lo trajo al mundo. De hecho vimos a dos, Oliver Reed y Alan Bates en ‘Mujeres enamoradas’ de Ken Russell. Así que, este rechazo que parece provocar el pene en la meca del cine no es nada nuevo. Para la teórica del cine Laura Mulvey el fenómeno está claro: “en un mundo ordenado por el desequilibrio sexual, el placer de mirar se ha escindido entre activo/masculino y pasivo/femenino. La mirada determinante del varón proyecta su fantasía sobre la figura femenina, a la que talla a su medida y conveniencia”. Es decir, un cine hecho por hombres ha adaptado nuestra mirada diciéndonos lo que es y no erótico y aceptable.

Vamos a quedarnos con las palabras de Ewan McGregor: “Me encantan las películas románticas y parte de eso en nuestro mundo moderno es el sexo. No quiero ser el tipo que se levanta de la cama y se pone una almohada en la polla porque la gente no hace eso en la vida real. Si acabas de pasar tres horas haciendo el amor con una mujer en la cama, no te preocupará que ella te vea cuando te levantas para ir al baño. Al menos, yo no lo estaría". Así que por favor, menos remilgos. Contemplemos los penes sin las risitas nerviosas que nos acompañaban cuando en sexto nos explicaban la reproducción humana.

 Imagen de portada: fotograma de la película Love Actually - Richard Curtis (2003)

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