Podremos hablar de nuevas masculinidades, pero no hay hombre que no se lo haya preguntado, que no haya mirado abajo y luego al cielo anhelando poseer un badajo a la altura del caballo de Espartero. Puede que tengamos quesos de untar con sabor a chocolate y antibióticos para curar la sífilis, pero igual que en el siglo XV, el tamaño del pene continúa determinando hoy la autoestima de su dueño. No es extraña, en una cultura que se ha erigido en torno al falo, la fe ciega de que su envergadura está proporcionalmente ligada a la virilidad del que lo porta. También, la frenología postulaba en el siglo XIX que para escoger una buena esposa lo mejor era medir su cabeza, ya se sabe, tiraba más un buen cabezón que dos carretas, pero ya nadie va por ahí midiéndose el cráneo para levantarse el ánimo.
Hemingway, macho alfa de la literatura por antonomasia, dedica un capítulo entero en París era una fiesta, sus memorias de juventud, al pene de Francis Scott Fitzgerald. ¿Daba para tanto la cosa? Depende de lo que quieras estirarla. El caso es que, según ambos autores, fueron al baño de un restaurante para comprobar si, en efecto, el pene del consternado Scott era tan pequeño como le había insinuado su esposa Zelda. Borrachos (esto no lo dice pero nos lo imaginamos), uno se bajó los pantalones y el otro escrutó el asunto con mesura para concluir que aquello era perfectamente normal. Después, ambos se fueron al Louvre para sentirse mejor consigo mismos comparando sus miembros con los de las esculturas griegas (los griegos tallaban a la baja).
Saltamos ahora desde los locos años veinte al 2016, cuando un pediatra estadounidense lamentó públicamente en una columna publicada en el New York Times que los padres se preocuparan más por el tamaño del pene de su hijo que porque estuviera desarrollando obesidad. Vamos, que si el chaval está en un peso saludable o no tiene un pase, pero ¿esto le va a crecer más o no, doctor? Preocupación que enlaza con los resultados arrojados por una encuesta realizada por una entrevista americana. ¿Preferirías tener un pene de más de 25 centímetros y cobrar 1000 euros al mes o tener un pene de 7,5 centímetros y cobrar 10.000 euros mensuales? Quizá la respuesta no sorprenda tanto a ellos como a ellas, pero ganó por goleada la opción del mileurista con un trabuco que ni Curro Jiménez.
¿Cuál es el tamaño medio del pene?
Ojo aquí porque los datos parecen variar notablemente, según quién los obtenga. Con el paso del tiempo se ha constatado que los estudios en los que son los propios sujetos los que se miden el pene no son demasiado fiables. Parece que existe cierta tendencia a añadir al resultado un par de centímetros. Ya decía tu madre que el que parte y reparte se lleva la mejor parte. Los últimos datos publicados por el British Journal of Urology en diciembre de 2014 fijan la longitud media del pene en estado flácido en unos 9 centímetros y en erección en 13.
Un micropene sería aquel que está por debajo de los 7 centímetros en estado de erección. Según los expertos, la gran mayoría de los penes está dentro de la normalidad y aunque existe un alto porcentaje de hombres que percibe el suyo como pequeño la realidad es que solo uno de cada 10.000 tiene un micropene.
¿Son efectivos los métodos para alargar el pene?
Incluso en medios de comunicación generalistas y de supuesto prestigio se pueden encontrar noticias sobre cómo alargar el pene de manera natural con métodos que “realmente funcionan”. ¿Es cierto? Pues mira, no. Las pastillas, las lociones, atar pesas a los genitales o tirar repetidamente del pene con los dedos son procedimientos tan efectivos como el agua de radio que se vendía en el siglo XIX para curar la impotencia y el cáncer.
Según explicó a Maldita Ciencia el sexólogo clínico y tesorero de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual, Felipe Hurtado Murillo, "no hay ninguna prueba de alguna técnica no quirúrgica que aumente de forma permanente, o bien el espesor, o bien la longitud de un pene normal. Ni con productos orales ni cremas ni ejercicios". En cuanto a los tratamiento quirúrgicos “todos llevan un riesgo de complicaciones importantes”. La cirugía para aumentar la longitud del pene consiste, según explican en el mismo artículo, en cortar el ligamento que une el pene con el hueso pubis y hacer un injerto de piel en la base del pene para permitir la longitud extra. De esta manera el pene puede crecer dos centímetros, pero en el pene flácido, “no habrá ningún cambio en el tamaño del pene erecto”.
Hay juguetes, como las bombas de vacío y los anillos para el pene, que intensifican las erecciones haciéndolas más potentes y duraderas. ¿Nuestro consejo? Recuérdate que el número y la profundidad de los orgasmos que tú experimentes o que logres provocar en otro nada tienen que ver con el tamaño de tu pene.
Como escribió Diego Medrano en El clítoris de Camille: “Mi polla es de un tamaño estándar, incluso pequeña, si hay que ponerse biológico. Es pequeña, delgaducha, simpaticona. A mí —no sé a otros— mi polla me cae muy bien”. Mímala, que no vas a tener otra. El amor empieza por uno mismo.
