Excesos sexuales de la monarquía española: de la reina ninfómana al rey que se encaprichó de una monja

Excesos sexuales de la monarquía española: de la reina ninfómana al rey que se encaprichó de una monja
Sara Martínez 18/11/2021

No solo de cazar elefantes y disparar a hermanos vive la monarquía española, y si te quedabas sopa en las clases de historia es porque no te la contaron como es debido. Mucho valido del rey y mucho retrato ecuestre, pero nadie nos explicó, por ejemplo, que Felipe V era un guarro de tomo y lomo que dejó de lavarse, se creyó rana un tiempo, y al final de sus días no podía calzarse por la longitud y el grosor que habían alcanzado las uñas de sus pies (pausa para contener arcada). Ahora bien, aquí queremos hablar de los vaivenes sexuales de sus majestades y no de sus rutinas de aseo, así que vamos a comenzar por la pobre Isabel II, que parece que está de moda.

La muchacha, hija del poco agraciado Fernando VII (el del pene gigante y deforme), solo pudo gritar “¡por favor, con Paquita no!” antes de que la casaran con su primo carnal, Francisco de Asís. Y quién sabe, quizá porque Paquito era gay, Isabel tuvo 12 hijos de diferentes amantes, lo que le valió el apodo de ‘la reina ninfómana’. “Es puta, pero pía”, cuentan que dijo de ella el papa Pío IX, precioso cumplido, por cierto.

Pero no creas, por favor, que fue Isabel II nuestra menos recatada soberana. Felipe IV tuvo 30 hijos bastardos y más de 50 amantes, pero es que además se encaprichó de una monja, sor Margarita. Y aunque la monja no quería, el rey mandaba. Se concertó entonces una cita en el convento y la madre abadesa, para librar a la novicia del trance de abrirse de piernas, preparó un falso velatorio, le puso a Margarita un crucifijo entre las manos, le mandó contener la respiración, e intentó hacer crear a Felipe que, por muerta, aquello no tenía sentido. Coló solo un rato.

Y luego tenemos a Alfonso XIII, abuelo del Emérito y devoto del cine porno. Ni bautizarlo antes de nacer lo libró de las garras del sexo. Tuvo amantes, evidentemente, pero lo más reseñable es que fue precursor de la industria audiovisual española con películas como ‘El confesor’, ‘El ministro’, ‘Los polvos de la madre celestina’, o ‘consultorio de señoras’.

Para terminar con algo más siniestro, Felipe II tuvo numerosas amantes y se casó cuatro veces, pero enamorado, dicen, solo de Isabel de Valois. Contrajeron matrimonio, atención, cuando él tenía 33 años y ella 14. A la niña, porque lo era, aún no le había bajado la regla, así que un enfadadísimo Felipe tuvo que esperar año y medio antes de ponerse a buscar heredero. No hay derecho. A buena hora pidió el rey gachas, pensaría el hombre. Como ven y para variar, la puta no era tan mala.

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