Impotencia, desenfreno y concubinas vírgenes: las rarezas sexuales de los grandes dictadores

Impotencia, desenfreno y concubinas vírgenes: las rarezas sexuales de los grandes dictadores
Sara Martínez 24/2/2022

Hitler era un psicópata desquiciado con más complejo de Mesías que Bono. Hasta ahí todo claro, pero ¿tenía un deseo sexual enfermizo, era virgen, homosexual, se tiró a su sobrina de 17 años, tuvo relaciones sexuales con Eva Braun? Todos los historiadores coinciden en que tenía una sexualidad, digamos, rarita. De ahí a creernos, como se ha dicho, que era un “coprófilo impotente” es decir, que le iban los, digámoslo finamente, excrementos y además tenía el pene más flácido que la papada de Hitchcock hay un trecho.

Lo que sabemos es que daba paseos por la tarde con su sobrina, que también Eva Braun tenía 17 años cuando se conocieron y que las dos se suicidaron. También se conoce que recibía miles de cartas de admiradoras a diario y que era el yerno que toda madre alemana quería. Un Urdangarin uniformado y con bigote con cierta tendencia al genocidio. ¿Un poco politoxicómano? Eso parece. Le inyectaban a diario una mezcla con veintiocho tipos de narcóticos, estimulantes y afrodisíacos, así que no tendría la maestría sexual de un Casanova, pero te lo podías llevar de rave.

Y de la sexualidad apocada del Führer a la potencia irrefrenable del Duce. ¿Que Mussolini estaba loco como una cabra? Efectivamente, pero el tema no es ese. “Quiero hacerte daño, deseo ser brutal contigo”, le decía a la Petacci, su última amante. No era tierno ni romántico, "magnífico, grandioso; en pocos segundos ha terminado”, lo definió ella. Era rapidito, quizá por eso pudo tener hasta 14 amantes a la vez. No le llevaba mucho tiempo. "Hacer el amor vivifica las ideas, ayuda al cerebro”, si nos atenemos a las pruebas, no es cierto.

Como la vida sexual del paranoico de Stalin no nos ha aportada nada interesante pasamos directamente a Mao Zedong, que abandonó a sus dos primeras esposas, repudió a la tercera y convirtió a la cuarta en su mejor perro mordedor. Cuanto más viejo se hacía, dicen, más jóvenes eran sus concubinas, muchas de ellas adolescentes vírgenes de las que, pensaba, absorbía su energía y juventud. Pura lógica.

Y aunque la voracidad sexual de Gengis Kan es famosa y tuvo nada menos que 36 esposas, una investigación inglesa del 2003 señaló que una de cada 200 personas vivas hoy comparte con el conquistador el cromosoma Y. Este cromosoma se transmite a los varones y siempre se hereda del padre. Así que ya ves, el caudillo mongol podría ser tu padre (o casi). Aunque podría ser peor, agradece que Hitler no se reprodujera.

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