
No todos somos hijos de la tradición judeocristiana que, en el mejor de los casos, considera la vulva como algo tan indecoroso como misterioso, una incógnita que debe permanecer oculta. Siglos pensando que aquello era solo un agujero vacío para dar cabida al pene tuvo el desagradable efecto de que muchos (y muchas) se lo creyeran. Y ojo, porque el punto de vista médico tampoco ayudó demasiado. Para Galeno “al estar mutilada, la mujer es menos perfecta y completa que el hombre en relación con las partes que asisten a la reproducción”.
El en el siglo XVI, el médico y anatomista Andreas Vesalius lo tenía claro, la vulva era un pene invertido, y su discípulo Prospero Bergarucci tirando de imaginación fálica concluyó que todo tenía una explicación clara: “A sabiendas de la inconstancia y soberbia de la mujer, y para contrarrestar así su permanente anhelo de dominio, la naturaleza le dejó las partes sexuales en su interior para que, cada vez que esta piense en su presunta carencia, deba volverse más pacífica, más obediente y finalmente más pudorosa que cualquier otra criatura en el mundo”. Pues amigos, resulta que mientras en una parte del mundo los penes se erguían sobre vulvas pisoteadas, en otra las diosas enseñaban con orgullo la grandeza de su poderoso yoni.
¿Qué es el masaje Yoni?
Vamos a empezar aclarando que yoni es la palabra sánscrita para denominar a la vulva, entendida, además, no como lugar sucio u oscuro, sino como fuente de vida y portal sagrado. El culto al yoni se puede rastrear en muchas culturas antiguas, pero es en la India donde aún se encuentra muy extendido. El masaje del yoni es, por tanto, una práctica sexual tan antigua como la vida y estrechamente ligada con el tantra. Pero no creas que hablamos de las caricias mal llamadas preliminares o de una masturbación al uso. Para los que lo practican, este masaje es todo un ritual que puede durar horas (aunque no hace falta) y que implica una conexión total con una misma o con la pareja.
El objetivo, aunque pueda parecer extraño, no es el orgasmo ni tampoco preparar el terreno para otro tipo de prácticas posteriores. La finalidad es liberar tensiones, provocar placer, explorar los genitales con detalle y mimo y conocerse mejor. Y sí, aunque no es ni debe ser la meta también puede producirse un orgasmo como feliz efecto secundario.
¿Qué beneficios tiene el masaje Yoni?
Hay quien le atribuye poderes casi milagrosos sosteniendo que cura la ansiedad, la depresión, los traumas sexuales y disminuye el dolor de la regla, pero la verdad es que no existe ninguna evidencia científica de todo esto. Lo que sí es cierto es que contribuye a mejorar la intimidad en la pareja, a conocer mejor el cuerpo y el placer que esconde, a relajarse y a mejorar la vida sexual. Además, es muy placentero (beneficio nada desdeñable).
Cómo dar un masaje Yoni paso a paso
Es posible que si buscas ‘masaje yoni’ en Google te encuentres con más de un anuncio cuestionable. Sobra decirlo, pero no te recomendamos ir a ningún maestro tántrico para que te lo haga (llámanos locos pero somos escépticos). Siguiendo estos pasos, puedes hacerlo a solas o en pareja, aunque en este caso es mejor en pareja para que la receptora se deje llevar completamente por las sensaciones.
- Primer paso: preparación del espacio y absoluta relajación
Recuerda que, en este caso, el orgasmo no es la meta. No debe existir ninguna presión por conseguirlo, ni en la receptora ni en la persona que lo realiza. Además, la relajación debe ser total. Elegid el sitio y preparad el ambiente. Apagad los móviles, descolgad el telefonillo… no se deben producir distracciones. También podemos darnos un baño antes de empezar.
- Haz pis y date un baño
Los expertos aseguran que los resultados del masaje son más efectivos con la vejiga vacía (y evitarás levantarte a la mitad de la estimulación para ir al baño). La ducha antes de empezar ayuda a la relajación.
- Busca la posición más cómoda y controla la respiración
Acuéstate boca arriba con una almohada o cojín bajo los riñones y las piernas ligeramente dobladas (evidentemente, si no te encuentras cómoda en esta postura busca otra). Recomendamos esta colocación porque permite a quien va a realizar el masaje pleno acceso a los genitales. En cuanto a la respiración, es fundamental intentar que sea lenta, acompasada y profunda.
- Empezamos el masaje con un buen lubricante
Hay quien aconseja utilizar aceite, pero siempre será mejor para la salud de las mucosas utilizar un lubricante de base acuosa como el Pjur Woman Aloe o el Shunga Toko Organica. Los que prefieran aceite pueden optar por este ecológico de BIOglide libre de conservantes, fragancias y parabenos. Aplica un poco en la palma de la mano y deja que se atempere antes de extenderlo sobre los labios vaginales. El masaje empieza justo aquí, en los labios, con mucha delicadeza y recorriéndolos ascendente y descendentemente.
Después de los labios pasamos al clítoris bordeándolo con los dedos y haciendo círculos suaves. No hay ninguna prisa. A continuación, se presiona ligeramente entre los dedos. El siguiente paso es introducir el dedo medio en el interior de la vagina explorándola con dulzura. No hay que apurarse pero sí ir variando la velocidad, la fuerza y la presión de los movimientos. Posteriormente, se gira la mano hacia arriba mientras el dedo se extiende y se dobla hacia la palma.
Todo el masaje debe realizarse con calma, suavidad y una lubricación adecuada. Haznos caso, los resultados merecerán la pena.