Fijemos primero conceptos, el orgasmo es fantástico, pura maravilla, unos instantes de placer infinito, un espasmo que te recorre haciendo que te olvides de ti mismo y que justifica por sí solo la vida. ¿Alguien renunciaría voluntariamente a eso? Ojo, antes de responder un no fuerte y apresurado, reflexiona. En más casos de los que parece el clímax se ha convertido en una obligación, un trámite, más divertido que hacer la compra pero una tarea más de la vida al fin y al cabo. La sexualidad es importante, claro, pero te levantas a las siete de la mañana, vas a trabajar, vuelves, haces la comida, atiendes a mayores, menores o al perro, vas al gimnasio y comes cinco piezas de fruta, son demasiadas cosas. Y encima tienes que follar, que está bien, sí, pero rapidito porque en seis horas y media suena el despertador de nuevo. Incluso los que disfrutamos leyendo detestábamos las lecturas obligatorias del cole. ¿Ves por dónde vamos?
El día a día se carga tu vida sexual. ¿Cómo lo remediamos? Impidiéndolo. Olvida que el fin es el orgasmo, no se va a producir, tienes que parar antes de que llegue, sosegar la respiración, calmarte y seguir. ¿Qué marca el fin entonces? Nada, no hay fin. Tienes que reservar tiempo para eso que lamentablemente se han llamado preliminares y prolongarlos. Toca, lame, penetra, besa, deléitate en el camino porque es infinito. Eso es el método Karezza.
¿En qué consiste el método Karezza?
Piensa en la presión que existe en fechas como Nochevieja o San Valentín para que sean días especiales, divertidos, románticos o inolvidables. ¿Y cuántos lo han sido? Ahora calcula cuántas veces te lo has pasado en grande de manera inesperada, ibas a tomar un café y te liaste, no esperabas mucho de esa cena y terminó en desayuno, era un miércoles por la tarde de octubre y acabó luciendo el sol como en junio. Traslademos ese concepto al sexo. Lo especial, lo bueno, es el orgasmo, e interiorizamos tanto esa idea que ya nada más importa.
El método Karezza consiste en olvidar el orgasmo (la fecha especial) y centrarte en el resto. ¿Que qué resto? La respuesta sexual pasa por varias fases y, para que el orgasmo se produzca, hay que pasar por el deseo, la excitación y la meseta. Quédate ahí. Tras la meseta vendría el orgasmo y la fase de resolución (básicamente en la que te calmas y todo vuelve a su sitio). Prolonga la meseta, esa fase de excitación absoluta en la que se incrementa la potencia e intensidad de las sensaciones, recréate ahí, disfruta de eso. ¿Merece la pena? Muchísimo.
¿Cuál es el origen del método Karezza?
Hay tantas moderneces, tantas palabrejas extranjeras vendiéndonos todo tipo de historias, que podríamos caer en el error de pensar que el método Karezza se incluye en esta categoría. Y nada más lejos de la realidad. El término Karezza fue acuñado a finales del siglo XIX por la obstetra y ginecóloga estadounidense Alice Bunker Stockham y se refiere a lo que históricamente se conocía como coitus reservatus (coito en el que el hombre evitaba la eyaculación retrasando al máximo la llegada del orgasmo).
El método Karezza entronca también con prácticas sexuales milenarias procedentes de Oriente como el tantra, aunque carece de los rituales y la sacralidad de este.
¿Qué beneficios tiene el método Karezza?
- Evita las prisas y la presión de alcanzar el orgasmo prolongando, el placer.
- Refuerza la intimidad de la pareja.
- Mejora la vida sexual y la calidad de los encuentros.
- Las relaciones son distintas al cambiar las prioridades y el juego se alarga, por lo que es una manera ideal de salir de la rutina y de no repetir continuamente los mismos patrones.
- Supone una ayuda ante determinadas disfunciones o problemas sexuales como el vaginismo o la disfunción eréctil.
- El sexo dejará de ser un mero trámite y dedicaréis más tiempo al placer mutuo.
Cómo practicar el método Karezza
Si has leído el artículo desde el principio, ya sabrás que lo primero que necesitas para poner en práctica el método Karezza es tiempo. Lo de meterte en la cama agotado y pretender un desahogo rápido antes de dar media vuelta y empezar a roncar no vale. Si sacáis tiempo para ver Netflix, seguro que podéis hacer un hueco para disfrutar del sexo. Y ya con un buen rato por delante seguid estos consejos (no necesariamente al pie de la letra, la imaginación siempre es bienvenida).
- Como no hay prisa, no es necesario ir directamente a la estimulación genital (nunca se debería hacer esto).
- Acariciad, besad y lamed cada una de vuestras zonas erógenas recreándoos en el placer del otro.
- Durante la penetración, si la hay, combinad movimientos lentos con otros más rápidos (ya sabéis, ni polvo conejero ni que parezca que estáis muertos) controlando la excitación para que vaya aumentando sin llegar al orgasmo.
- Innovar en las caricias y en las posturas evitando repetir los mismo pasos que seguís normalmente.
Y ahora ya sí, a volverse locos.
