Por muy fans que seamos de Los Soprano, jamás hemos pensado que un cunnilinguis bien hecho pueda traer consecuencia negativa alguna (de la psiquiatría no opinamos). Para empezar, porque según confirman todos los estudios la gran mayoría de las mujeres no llega al orgasmo con la penetración y sí mediante la estimulación del clítoris, y para seguir porque Tony no conocía el método Kivin. Hablamos de un técnica para practicar sexo oral que promete proporcionar orgasmos un 60% más intensos y en solo tres minutos. ¿Es verdad? Pues hombre, por probar no perdemos nada. Ponte de fondo ‘Quisiera ser un pez’ de Juan Luis Guerra, y empezamos.
¿Qué es el método Kivin?
El sexo oral no es nada nuevo. La historia está llena de anécdotas y leyendas como la que sostiene que la emperatriz china Wu Zetiam creó un decreto que obligaba a todos los reyes, señores feudales y embajadores de otras tierras a rendirle pleitesía mediante un cunnilingus. Así que, puede ser que alguno de ellos ya conociera las bondades del método Kivin, pero vamos por partes.
Para empezar, hay algunas cosas, consejos básicos, que todo el mundo debería tener en cuenta antes de practicar un cunnilingus: no bajar de repente después del primer beso, evitar los movimientos bruscos, no succionar el clítoris como si fueses un aspirador en máxima potencia, no hurgar demasiado y no pararte a cantar una canción intentando emular a Adam Driver. A estas recomendaciones de puro sentido común hay que añadir que cada cuerpo y cada mujer es diferente, fíjate en sus reacciones y no temas preguntar. Teniendo esto claro, ya podemos pasar a explicar qué es el método Kivin y por qué tanto las redes sociales como las publicaciones de sexo se han hecho eco de sus beneficios.
El método Kivin es una técnica de sexo oral popularizada por la sexóloga inglesa Annabelle Knight que defiende que modificando la manera de estimular los labios y el clítoris se conseguirá un orgasmo mucho más rápido y hasta un 60% más intenso. Si el tiempo medio que requiere una mujer para alcanzar el clímax se sitúa, según diferentes estudios, en los 20 minutos, Knigh sostiene que gracias al método Kivin bastarán unos pocos minutos de aplicada estimulación para lograrlo.
Aunque ahora te detallaremos los pasos a seguir, básicamente se trataría de posicionar la cabeza no de frente sino de lado sujetando el clítoris entre los dedos pulgar e índice y lamiendo de lado a lado la vulva en lugar de hacerlo de arriba hacia abajo. De esta manera se consigue estimular un área mucho más amplia proporcionando un placer más profundo.
Método Kivin paso a paso
- Primero, posiciona tu cabeza entre sus piernas, pero en lugar de hacerlo de frente, colócala de lado. Para que resulte más fácil, es mejor acercarse por encima de los muslos y no por debajo.
- Con una mano sujeta su clítoris por ambos lados delicadamente valiéndote del pulgar y el índice y levántalo un poco.
- Comienza a lamer su vulva de lado a lado directamente sobre el clítoris. Este movimiento conseguirá estimular un área mucho más amplia que si lo hicieras de arriba hacia abajo.
- Coloca el dedo corazón de tu mano libre sobre el perineo de tu pareja para sentir sus contracciones musculares, así percibirás la cercanía del orgasmo y sabrás cuándo reducir o incrementar la velocidad, la presión y el ritmo.
- Cuando sientas que el clímax está cerca, concéntrate en la cabeza del clítoris estimulándolo con la lengua.
¿Cuál es la mejor postura para llevarlo a cabo?
La postura, que puede resultar incómoda al principio, es lo más difícil de conseguir a la hora de practicar el método Kivin. Los expertos coinciden en que la manera más fácil de lograr la posición correcta es acercarse desde arriba, por encima de los muslos, en lugar de hacerlo por debajo. Pero como en todo, el secreto de la perfección está en la práctica.
Nuestro consejo
En el sexo no hay verdades absolutas ni trucos infalibles. La única receta mágica es conocerse, probar y no tener prisa. ¿Y todos los métodos que prometan orgasmos rápidos e intensos? ¡Pues los probamos!, ¡faltaría más! Pero sin agobios ni presiones, porque, aunque la meta sea fantástica, el camino, en este caso, no lo debe ser menos.