Mosca española, pulmón de buitre y polvo de unicornio: los afrodisíacos más bizarros de la historia

Mosca española, pulmón de buitre y polvo de unicornio: los afrodisíacos más bizarros de la historia
Sara Martínez 24/3/2022

No seremos nosotros los que te digamos que las infusiones de sapo o de sangre de cabra no curan la impotencia ni resultan afrodisíacas. Aquí respetamos a tope las creencias ajenas. Ahora bien, puestos a buscar remedios contra las líbidos adormecidas y la flacidez peneana, nada como tirar de historia y mapa para encontrar tesoros que te conviertan en el mismísimo Marqués de Sade (o la Lindsay Lohan) de tu generación. La primera referencia escrita sobre afrodisíacos corresponde al Papiro Ebers, un texto egipcio de 1550 a. C., pero nos atrevemos a afirmar que la búsqueda de estimulantes para ‘cumplir’ como dios manda y fecundar a quien haga falta empezó antes de que nos irguiéramos sobre dos patas.

A falta de viagra, buena era la ‘mosca española’, que ni es mosca ni exclusiva de España. Se regalaba a los novios la noche de bodas y a ella recurrieron desde Fernando el Católico hasta Luis XIV. Conocida también como cantárida, este escarabajo seco y triturado provoca erecciones prolongadas y también la muerte. Su toxicidad es tan grande que fue ingrediente, junto al arsénico, la belladona y la cimbalaria, del acqua toffana, uno de los venenos más célebres de la historia. ¿Te la recomendamos? No.

Más inofensivos para ti son los remedios propuestos por Plinio el Viejo en el 74 d. C. Hazte con la parte derecha del pulmón de un buitre y con una piel de grulla, envuelve el pulmón con la piel y ya tendrás tu propio amuleto contra la apatía sexual. ¿No tienes a mano un buitre o una grulla? Plinio te da una opción más de andar por casa: atar en la piel de un carnero el testículo derecho de un gallo. Fácil y para toda la familia.

Si no te van los talismanes, o la casquería, Galeno creía que cualquier alimento que produjera flatulencias era afrodisíaco. Respetuosamente, discrepamos. Las zanahorias, las patatas y los frijoles también tuvieron su época dorada. Y, según cuentan, durante el siglo XVII las ciruelas cocidas eran tan valoradas como estimulantes sexuales que se servían gratis en los prostíbulos ingleses.

Durante la Edad Media, el polvo raspado de cuerno de unicornio fue el afrodisíaco más codiciado, por la dificultad para adquirirlo, entendemos. Pero hay más. La orina de un hombre en la que se haya ahogado un lagarto levantaba más que pasiones y, según un médico alemán de apellido impronunciable, la sangre menstrual no solo servía para despertar el apetito sexual, también para destruir enjambres de abejas, volver rabiosos a los perros y detener incendios. Pura maravilla. Pero si quieres ir a lo seguro recuerda que de lo que se come, se cría.

SYSTEM_GEOWEB_TITLE

Detectamos que navegas desde una ubicación diferente a la que corresponde a esta web. Por favor, confírmanos que sitio quieres visitar