¿Qué sabes sobre los testículos? Te ponemos a prueba

¿Qué sabes sobre los testículos? Te ponemos a prueba
Sara Martínez 14/4/2022

Testículos, huevos, pelotas, bolas, cojones, hay muchas maneras de llamarlos y, desde luego, son los órganos con más presencia en las conversaciones, al menos en las que se producen entre españoles. Entre sus muchas acepciones, dependiendo del contexto, intuimos que no es una palabra nada fácil para los estudiantes de nuestra lengua. Porque no es lo mismo escribir este artículo porque me sale de los cojones que hacerlo con un frío de cojones. Pero esto no va de la riqueza del lenguaje ni de los muchos registros informales que puede tener una palabra, esto va de testículos. Y como suponemos que sabes que son dos (al menos en la mayoría de los casos) y que pueden provocar un dolor infernal si no los tratas como es debido, vamos a cosas más interesantes. Toma nota.

No es una ilusión óptica, uno es más grande que el otro. Por norma general, el derecho es entre un siete y un diez por ciento más grande que el izquierdo. Los griegos los esculpieron al revés, representado el izquierdo más grande que el derecho.

Y también es normal que uno cuelgue más que el otro. De hecho, y según algunos estudios, al 65 % de los hombres les cuelga más el testículo izquierdo que el derecho.

Son externos, es decir, están fuera del cuerpo y no dentro, para mantener una temperatura que les permita funcionar correctamente. Para entendernos, los testículos necesitan una temperatura media de 35 grados y la del cuerpo es de unos 37. Por eso, están fuera.

Y, por el mismo motivo, se suben cuando hace frío (para aprovechar el calor del cuerpo) y se desplazan hacia abajo cuando hace mucho calor (como salir al fresco en verano).

Es indispensable tocarlos. Como pasa con los pechos, es necesario que estemos familiarizados con su forma, tamaño y posición para poder percatarnos rápidamente de cualquier cambio que se produzca en ellos.

No, los romanos no juraban decir toda la verdad y nada más que la verdad apretándoselos y la palabra testificar no procede de testículos, es un bulo.

Son esenciales para mantener el nivel hormonal en el cuerpo

En ellos se forman los espermatozoides, proceso que dura dos meses.

La ballena franca austral es el ser vivo con los testículos más grandes del planeta, entre los dos pesan cerca de una tonelada. Sin embargo, y en proporción a su tamaño, es el saltamontes costero el bichito con los mayores testículos del reino animal, ya que representan el 14% de su peso corporal.

En 2013 se publicó un estudio que sostenía que los testículos tenían papilas gustativas. Esto provocó que en TikTok se pusieran de moda los vídeos de chavales metiendo sus testículos en salsa de soja y asegurando que podían saborearla por los huevos. El problema es que no se leyeron todo el estudio. Para empezar, lo que el estudio dedujo es que en los testículos había receptores similares a los que se encuentran en las papilas gustativas, lo que no quiere decir que unos cumplan la misma función que los otros. Pero es que, además, los testículos están protegidos y cubiertos por el escroto y otras capas de tejido que en ningún caso tienen la capacidad de saborear nada. ¿Conclusión? Mételos donde quieras pero no inventes excusas.

La monorquidia es la falta de una de las gónadas masculinas.

Las leyendas siempre han atribuido a los dictadores algún huevo de menos. Se ha dicho de Franco, Hitler, Mao o Napoleón.

Se comen los de algunos animales. No pongas esa cara, ¿has escuchado hablar de las criadillas?

Según la Clínica Mayo, un testículo retráctil es un testículo que puede moverse de un lado a otro entre el escroto y la ingle. Cuando el testículo retráctil se encuentra en la ingle, se puede guiar fácilmente durante un examen físico con la mano hasta su posición adecuada en el escroto, la bolsa de piel que cuelga detrás del pene. Una vez liberado, el testículo permanecerá en la posición adecuada al menos temporalmente.

Existen toda una serie de estudios locos que sostienen que los hombres con testículos más pequeños serán mejores padres, que el tamaño de los testículos es inversamente proporcional al atractivo de los varones y hasta que los monos que más aúllan tienen los huevos más chiquiticos.

Plinio el Viejo recomendaba comer criadillas, los testículos animales, para tratar diversas patologías, entre ellas la impotencia. También Fernando el Católico se hinchó a huevos de toro para dar la talla con su joven esposa Germana de Foix.

En 1889, el médico Serge Abrahamovitch Voronoff intentó descubrir la fórmula de la eterna juventud y empezó a experimentar consigo mismo inyectándose un puré obtenido de triturar testículos de cobayas y perros. El siguiente paso fue realizar trasplantes de criminales ejecutados a millonarios y luego ya, cuando creció la demanda, recurrió a los testículos de diferentes simios, más a mano.

Aviso para crédulos, los testículos sintetizan testosterona pero no la almacenan.

Durante el acto sexual, los testículos, al igual que el pene, pueden duplicar su tamaño debido al incremento del flujo sanguíneo.

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