¿Qué es la violencia obstétrica?

¿Qué es la violencia obstétrica?

No es la primera vez que tratamos en este blog el androcentrismo en la medicina, una práctica tan estructural que abarca todas las áreas de la sanidad. En esta ocasión, hablaremos del androcentrismo médico existente en la obstetricia. Y es que la violencia obstétrica es otra de tantas violencias estructurales que sufrimos las mujeres en el sistema patriarcal.

Antes de empezar voy a plantearte una pregunta, ¿serías capaz de defecar en la posición en la que se da a luz? Muchas madres describen la experiencia del parto como "cagar un melón". La postura más acertada para tal tarea no parece que sea tumbada boca arriba, pero resulta que en esa postura el médico tiene, de una manera más cómoda, el canal del parto frente a su rostro.

No se me ocurre nada que defina mejor el androcentrismo médico que la imagen de una mujer dando a luz, en una postura en la que le resulta muy difícil empujar, frente a un médico sentado en una silla pensada para la ergonomía en el trabajo. Ni siquiera en un momento de brutal dolor y vulnerabilidad, ni siquiera en un momento en el que nuestra vida corre peligro, ni siquiera en ese momento vamos a ser nosotras el sujeto para el que se piense el escenario.

Esto define la violencia obstétrica, una práctica que sufrimos las mujeres en el sistema de salud al perder el control sobre la toma de decisiones de lo que nos va a pasar y de lo que concierne a nuestro cuerpo, a nuestra salud y a la del humano que estamos gestando, en el caso de estar embarazadas.

Sé que puede sonar abstracto y que es difícil pensar que el sistema sanitario ejerza violencia sistemática sobre las mujeres. Por eso, os voy a poner algunos ejemplos que explican qué es esto de la violencia obstétrica:

  • La medicalización del proceso sin motivos. Por ejemplo, inyectar oxitocina para adelantar el parto por rutina. Todavía hay muchos centros en los que se hace de forma sistemática y esto provoca que partes del cuerpo no hayan tenido su tiempo natural para prepararse para ese momento.
  • Episiotomías innecesarias.
  • Que no te dejen elegir dónde y cómo parir. Y es que he escuchado a algunas madres decir que se sentían tratadas durante su parto como un animal camino del matadero. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera esto un “fenómeno generalizado” y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2014 publicó una declaración de intenciones sobre la prevención y erradicación de la falta de respeto en los partos. Esto nos confirma que el androcentrismo y el patriarcado son algo estructural que se ejerce en todo el mundo, no en un país o región concretos.

¿Cómo saber si has sufrido violencia obstétrica?

Cabe mencionar que la violencia obstétrica también se ejerce sobre las mujeres que deciden interrumpir su embarazo, no solo sobre las que dan a luz. Por lo que, si en algún momento has estado embarazada, has sido susceptible de ser víctima de violencia obstétrica.

Para saber si esto nos ha pasado, podemos hacernos varias preguntas. En el caso de haber parido: ¿hice plan de parto?, ¿se me pidió mi plan de parto?, ¿se respetó mi plan de parto? Si no lo hiciste, igual es porque no conocías que existía, ya que si no te lo cuentan no tienes por qué saberlo. El plan de parto, como su nombre indica, es dejar por escrito cómo deseas parir, lo que quieres y lo que no, para que, en ese momento en el que estás muerta de dolor, muy vulnerable y con poca capacidad para explicarle al resto tu voluntad, los profesionales que te asistan sepan cómo quieres dar a luz. Es decir, en él podrás explicar si quieres hacer uso de la epidural o de material de apoyo en el parto, si deseas vestir una ropa concreta o la del hospital, consideraciones con respecto a tu intimidad…

Por otro lado, en el caso de que hayas pasado por una interrupción de embarazo, cabe preguntarse si se te facilitó el procedimiento en la sanidad pública o si no; si pudiste realizar la interrupción en tu comunidad autónoma o tuviste que desplazarte; si sufriste acoso por parte de desconocidos en la puerta de la clínica, en el caso de que fuera una decisión propia y no una interrupción involuntaria; si se respetó tu decisión, por parte de los profesionales con los que trataste tu interrupción de embarazo sin juzgarte, cuestionarte y sin tratar de reconducir tu determinación; si se te facilitó la información para realizar el proceso, en tiempo y forma, debido a que es un proceso en el que los tiempos juegan un papel fundamental; si se te administró anestesia como sucede con el resto de intervenciones dolorosas o si no… Estos son solo algunos ejemplos de violencia obstétrica en el proceso de interrupción de un embarazo.

Los ejemplos más comunes de violencia obstétrica en el parto

Siguiendo en esta línea de identificar qué es la violencia obstétrica y si hemos sido víctimas, os voy a indicar, a continuación, algunos de los ejemplos más comunes en el parto:

  • Realizar episotomía sin necesidad médica.
  • Aplicar oxitocina sin necesidad médica.
  • Programar el parto por motivos ajenos a la salud de la madre/persona gestante.
  • Uso injustificado de fórceps.
  • "Tacto" (meterte los dedos en la vagina para palpar la dilatación del cuello del útero) por más de una persona.
  • Obligar a parir en una postura incómoda para la parturienta.
  • Negar la opción de moverse a la parturienta si así lo desea ella.
  • Practicar una cesárea, pudiendo hacer parto natural, sin el consentimiento expreso de la parturienta.
  • Negar u obstaculizar sin causa justificada que la madre tenga al bebé en brazos al instante de parirlo.
  • Maniobra de Kristeller.
  • Romper la bolsa sin ser necesario ni informar.

Una cesárea innecesaria

Sabemos que las cesáreas salvan vidas y es un avance médico al que estamos agradecidas. El problema viene cuándo se llevan a cabo sin ser necesarias ni ser consentidas.

Se hacen muchas cesáreas por comodidad de los sanitarios. De hecho, se puede observar que hay países donde se realizan mucho más que en otros de forma rutinaria sin responder a una necesidad médica.

El parto natural tiene una serie de ventajas: favorece la subida de la leche, la liberación de oxitocina para el apego tras el parto, menor pérdida de sangre en la madre, la recuperación de la mujer de manera más rápida…

En el caso de que una madre prefiera una cesárea, es estupendo que se la realicen, pero si una madre no lo desea y puede parir vaginalmente, que se le realice una intervención quirúrgica innecesaria es violencia y le va a causar un daño evitable.

Episiotomía de forma rutinaria

Existe la falsa creencia de que la episiotomía es necesaria para que salga el bebé y para evitar un desgarramiento descontrolado de la vagina hacia el ano. Por su parte, las estadísticas indican que se hace de forma rutinaria en mujeres que no necesitan de esta para ir más rápido.

El problema reside en que es una práctica muy invasiva, que consiste en realizar un corte que luego debe cerrar y cicatrizar. Muchas mujeres me han transmitido que tienen dolores crónicos en estas cicatrices y que, también, sienten dolor en las relaciones sexuales. Esto afecta de forma frontal a la relación de estas mujeres con su sexualidad y su cuerpo.

Pero no solo es esto, sino que existe una práctica cruel y patriarcal que se llama “el puntito del marido”, que consiste en cerrar la herida de la episiotomía con un punto de sutura extra para que quede la entrada de la vagina más cerrada. Esto se debe a la creencia errónea de que mejora la vida sexual del marido, y, por supuesto, no se tiene en cuenta la salud, el deseo y la voluntad de las mujeres a las que se les realiza, tratándolas como un objeto confeccionado para el placer de otros.

Violencia verbal

No solo de los tratamientos va la cosa, sino también del trato humano, de que te dejen expresarte sin provocarte culpa por cómo te sientes y te acompañen en un momento duro.

Otro de los elementos de los relatos de terror que cuentan las mujeres víctimas de violencia obstétrica es la violencia verbal, que pasa por la comunicación y la falta de ella. Por un lado, la ausencia de información, de lo qué va a pasar, del proceso, de las intenciones… Y por otra parte, está la agresión verbal, como el aumento del tono de voz, los insultos, las críticas, la humillación, las amenazas por parte de los sanitarios y trabajadores del hospital…

Alterar el proceso del parto natural

Cuando se puede tener un parto de forma natural y no es necesario para el bienestar y salud de la madre la administración de fármacos o las intervenciones quirúrgicas, el hacer uso de ello constituye violencia.

Imagínate que por una herida hecha con un cuchillo de cocina llegases al hospital y te pusieran la vacuna del tétanos, la antirrábica, te seccionasen más trozo de piel y, luego, te cosieran la herida. Seguramente, te podrán decir que era mejor prevenir, que hay personas que vienen con óxido, que si la herida es de mordedura de perro te pueden pegar la rabia y que agrandando la herida, la limpiaban mejor y la cicatriz quedará más estética porque la han podido coser más cómodamente y en una sección controlada y lisa. Parece que ha sido por tu bien, que no te han agredido. Todo eran procesos médicos. Pero como esto no era necesario y tú no has pedido que te lo hagan, es decir, se ha hecho sin necesidad y en contra de tu voluntad, sería violencia. Pues lo mismo pasa cuando se trata de nuestros partos.

Maniobra de Kristeller

Maniobra de Kristeller o también conocida como “que se te suban sobre la tripa para empujar desde fuera al bebé, hincándote los codos”. La asociación El parto es nuestro realizó una campaña llamada "STOP Kristeller" en 2014, afirmando que es "una maniobra contraindicada por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), que ha sido prohibida en países como el Reino Unido".

Sin embargo, en España se sigue haciendo, a pesar de que la literatura científica que respalda esta técnica es muy pobre. Parece que no solo hace mucho daño a las madres y daña su suelo pélvico, sino que está por ver que ayude en algo.

Uso del fórceps

Los fórceps son como unas pinzas de servir ensalada, pero pensadas para coger la cabeza del bebé cuando está dentro del cuerpo de la madre y, así, extraerlo.

A priori, puede parecer una buena idea, pero no lo es. Su uso es arriesgado y solo se recomienda si hay riesgo para el bebé y no hay otra opción. Entre las consecuencias negativas que puede tener el uso del fórceps para la madre están: dolor de perineo, incontinencia urinaria y/o fecal incluso a largo plazo, lesiones internas, ruptura del útero, prolapso de órganos pélvicos…

Y el bebé tampoco se salva. Entre sus posibles consecuencias se encuentran las lesiones faciales, fracturas en el cráneo, parálisis facial, sangrado craneal interno…

Suministro injustificado de medicamentos

Como comentaba anteriormente, suministrar porque sí medicamentos no tiene sentido. En el caso de los partos, argumentan que su uso es para acelerar el proceso, como sucede con la oxitocina sintética.

El cuerpo de las personas gestantes está preparado para parir y requiere de tiempo para ello. Al acelerar el proceso, hay partes que no llegan al estado de preparación que deberían.

Además, la oxitocina sintética no está exenta de posibles efectos secundarios, entre los más frecuentes, las náuseas y los vómitos.

¿Cómo evitar la violencia en el parto?

Con el horror que hemos visto que puede ser parir, no por el momento, sino por los peligros a los que nos enfrentamos en esa situación de completa vulnerabilidad, cabe pensar: ¿qué podemos hacer para no vernos es esas?

Es cierto que nadie elige ser víctima de ningún tipo de violencia. Sencillamente te toca. Pero lo que podemos hacer es prepararnos para intentar no tener muchas papeletas.

Para ello, es importante preparar un plan de parto con tiempo, informarnos de qué queremos incluir, llevarlo encima y entregarlo donde decidamos dar a luz.

Por otra parte, conocer los hospitales de nuestra zona para elegir el que más se adapte a nuestro plan de parto, preguntar a otras madres por sus experiencias e informarnos sobre asociaciones y unidades hospitalarias de parto respetado.

También, debemos escoger una persona que vele porque se garantice nuestra seguridad y nuestros deseos. Puede ser nuestra pareja, el/la otro/a progenitor/a del bebé, un familiar, nuestra mejor amiga/o, una doula… quien sea que queramos que nos acompañe en ese momento y que sepamos que nos va ayudar para no vernos solas ante estas circunstancias.

 

Bibliografía utilizada

https://www.who.int/reproductivehealth/topics/maternal_perinatal/statement-childbirth/es/

https://www.mscbs.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/planPartoNacimie nto.pdf

https://www.reproduccionasistida.org/parto-natural-y-cesarea-ventajas-y-desventajas/

https://www.elpartoesnuestro.es/

https://www.elpartoesnuestro.es/informacion/campanas/campana-stop-kristeller-cuestion-de-gravedad

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