“Para las mujeres el mejor afrodisíaco son las palabras, el punto G está en los oídos, el que busque más abajo está perdiendo el tiempo”, confesó hace años la escritora Isabel Allende en una entrevista a la versión brasileña de Playboy. No todos somos iguales, unos se encienden con una explicación pormenorizada y nada pudorosa de lo que va a ocurrir a continuación, otros con un halago hacia sus genitales (esto funciona mejor cuando lo adulado es el pene, es más raro que una mujer se excite al escuchar ‘oh, vaya vulva más hermosa’) y otros repitiendo a gritos “¡qué pequeñas son, qué pequeñas son!”, como uno de los amantes de Fleabag. Desde un simple ‘fóllame’ a un ‘te voy a poner a cuatro patas y te voy a dar lo tuyo y lo de tu prima, zorra’. Todo vale si gusta.
¿Qué es el dirty talk?
Literalmente significa hablar sucio y se refiere a hacerlo durante el sexo (en la oficina se te puede malinterpretar). Hablando en plata, vendría a ser lo que siempre se ha conocido como decir guarradas. A nadie se le escapa el valor erótico de las palabras, por eso los primeros textos eróticos datan del 2.600 antes de Cristo, por eso ‘Cincuenta sombras de Grey’ fue un rotundo éxito de ventas y por eso las líneas calientes siguen siendo un negocio más que rentable.
Según explica Justin J. Lehmiller, investigador en el Instituto Kinsey, en un artículo publicado en Psychology Today, el 93 por ciento de las mujeres, el 90 por ciento de los hombres y el 86 por ciento de las personas no binarias fantasea con practicar el dirty talk. Los datos están extraídos de un estudio que el propio Lehmiller realizó sobre fantasías sexuales.
¿Hay que utilizar palabras groseras? No necesariamente, lo conveniente es decirse cosas que exciten y no nos hagan sentir incómodos. Para lograrlo lo mejor es conocerse o empezar con algo suave e ir evaluando la reacción de la pareja. ¿Te da miedo hacer el ridículo? Supéralo. Mientras no utilices diminutivos o apodos para los genitales todo irá bien. Piensa que hay parejas que lo hacen siempre a oscuras por vergüenza, ¿te das cuenta de lo que se pierden?
¿Qué beneficios tiene en la pareja?
El dirty talk fomenta la intimidad, la imaginación, la excitación y nos ayuda a disfrutar más y mejor. Según la ciencia, escuchar o pronunciar palabras y expresiones subidas de tono provoca reacciones químicas en nuestro cerebro. La transmisión de dopamina se estimula y el deseo aumenta.
Si te apetece, adelante, y si no sabes si te va a gustar porque nunca lo has probado, es una manera fantástica de calentar motores y salir de la rutina, de innovar sin arriesgar demasiado. Si finalmente descubrís que lo vuestro es el silencio o el ruido ambiente, pues a otra cosa.
Ejemplos de dirty talk
Empieza por algo simple y cuéntale cómo estás, cómo te sientes o lo que te apetece que pase a continuación, pero no en plan ‘estoy bien, aquí, pensado en hacer arroz con pollo para cenar’. Opta mejor por ‘estoy empapada’, ‘separa mis piernas y cómeme entera’, o ‘estoy de camino, quítate las bragas’.
Plagiando ligeramente a Henry Miller, 'quiero follar salvajemente', 'no hemos empezado a follar todavía’, ‘me encanta tu coño, María del Carmen, me vuelve loco' son frases que nunca fallan. (Ojo, María del Carmen es solo un ejemplo, mejor utiliza el nombre de tu pareja).
Si estás empezando y no sabes muy bien cómo hacerlo, puedes comenzar contándole lo que más te gustó de la última vez, lo que más te excita de su cuerpo o narrando alguna fantasía sexual que todavía no le hayas revelado.
Nuestros consejos si eres principiante en el dirty talk
- Una buena manera de adentrarte en el mundo del dirty talk es comenzar con el sexting. Es decir, antes de verbalizar en voz alta deseos y comentarios subidos de tono, ponlos por escrito. Es más sencillo y seguramente te dará menos vergüenza.
- Cuida el tono, a veces basta con un “ven” al oído con la entonación adecuada.
- No te lances a la piscina con palabras malsonantes como zorra, cabrón o puta. Resulta peligroso ir por ese camino sin saber antes cómo las va a recibir la otra persona.
- Mide el momento, quizá un ‘te voy a poner a cuatro patas’ mientras habla por teléfono con su madre no hará que le tiemblen las piernas.
- El humor también es un buen afrodisíaco, así que ‘me la pones como un paquete de galletas príncipe’, ‘he visto dardos menos duros que esto’ o ‘espero que tengas otra funda para este sofá’, pueden funcionar para romper el hielo, pero asegúrate de que compartís el mismo tipo de sentido del humor.
- Es recomendable conocer a tu pareja para que un lenguaje demasiado obsceno no le baje la libido al suelo.
- No te fuerces a decir cosas que te hagan sentir incómodo.
- ¿No sabes qué decir? Gime y respira entrecortadamente.
