Mitos sobre la sexualidad masculina

Mitos sobre la sexualidad masculina
Sara Martínez 16/11/2021

“No hubo relaciones sexuales tal y como yo las entiendo”, declaró Bill Clinton en 1998 con respecto a su relación extramarital con Mónica Lewinsky. Jueces, fiscales, políticos, periodistas y ciudadanos debatieron concienzudamente sobre si el sexo oral era o no era sexo. Las relaciones sexuales completas incluyen el coito, eso es lo que aún hoy muchos piensan. En una relación heterosexual, ellos tienen que ser ‘empotradores’ bien dotados y expertos amantes, porque en ellos recae la responsabilidad del clímax femenino.

La idea de que el placer debía hallarse en la penetración también trajo de cabeza a Marie Bonaparte, sobrina nieta de Napoleón I. “Padecía frigidez”, dice sobre ella la Wikipedia, “disfunción”, no obstante, que no le impidió tener numerosos amantes. Lo cierto es que Marie descubrió pronto que acariciarse el clítoris era muy placentero, sin embargo, y según cuenta Nellie Thomson en su ensayo ‘La teoría de la sexualidad femenina de Marie Bonaparte: fantasía y biología’, dejó de hacerlo cuando una de sus niñeras la pilló con las manos en la masa y le aseguró que además de un vicio y un pecado, moriría si continuaba por el camino del onanismo. La princesa, que no conseguía llegar al orgasmo mediante el coito, llegó a la conclusión de que la raíz de su problema radicaba en su anatomía, el glande de su clítoris no estaba suficientemente cerca de la entrada de su vagina. Para remediarlo se sometió a varias cirugías, evidentemente, sin ningún resultado positivo. Casi un siglo después seguimos en las mismas, poca educación sexual y, con frecuencia, mala. Esta desinformación no solo ha dado lugar a mujeres mal llamadas frígidas, también a hombres frustrados por los falsos mitos que cubren la sexualidad masculina.

Desmontamos creencias arraigadas que pueden acomplejar o agobiar a los hombres y que tienen tanto fundamento como lo de que si no te duermes ya, vendrá el coco y te comerá.

A los hombres siempre les apetece tener sexo

Ellos siempre tienen ganas. ¿Por qué? Vamos a explicarlo con las palabras de la sexóloga Laura Morán, autora de ‘Orgas(mitos). “Hombres y mujeres tienen la misma capacidad de desear y de excitarse, la diferencia está en el aprendizaje de la sexualidad”. En el deseo sexual influyen factores como el estrés, el cansancio, la ansiedad o el duelo. La idea de que ellos siempre están dispuestos y ellas pueden pasar sin él es fruto de la educación que recibimos.

El tamaño del pene importa mucho

Cuanto más grande mejor o el complejo de Nacho Vidal. La creencia de que el tamaño del pene es casi vital para satisfacer a la pareja sigue pesando en la autoestima de muchos. Sin embargo, es rotundamente falsa. A las mujeres no hay que llenarlas como si fueran un botijo que está esperando el agua. La vagina se adapta a cualquier pene y las zonas más sensibles de la anatomía femenina no se encuentran en las profundidades de la vagina, sino en el clítoris (que sería el homólogo del glande del pene) y en el primer tercio de la vagina. En cuanto a las relaciones anales, recuerda, cuanto más grande sea el pene más difícil será penetrar un orificio que ni dilata ni se lubrica de forma natural como una vagina.

Los hombres no utilizan juguetes eróticos para masturbarse

La masturbación ni es de solteros ni es un hábito solitario y por supuesto, suele ser mejor y más emocionante con juguetes sexuales de por medio. La masturbación es un hábito saludable tanto en hombres como en mujeres y una práctica fantástica para realizar en pareja. Puede ser un prolegómeno de otra cosa o un fin en sí mismo y sí, las cifras muestran que los hombres, aunque son compradores de juguetes, suelen adquirirlos para sus parejas femeninas. No obstante, las muchísimas búsquedas en internet sobre cómo fabricar masturbadores caseros deja claro que los juguetes interesar, sí interesan.

El hombre es quien lleva la iniciativa en el sexo

La educación, o más bien la mala educación sexual, trae consecuencias de este tipo. Pensar que la mujer tiene que ser delicada y sumisa, hacerse de rogar, y que el hombre tiene que seducir y cortejar, es puro aprendizaje, y del malo. Corresponde a valores de otra época y a estereotipos culturales que conviene erradicar. A la mujer también le gusta seducir y al hombre ser seducido. Pensar lo contrario añade presión a ambos.

Los hombres no fingen orgasmos

Pues parece que esta es otra de las mentiras que nos han colado, amigos, y hay numerosos estudios que lo demuestran. Según desvelaron dos estudios, uno de 2010 de la Universidad de Kansas y otro de 2016 de la de Quebec, los hombres fingen su orgasmo en un 25% de las ocasiones, sobre todo durante la penetración vaginal. También la marca de juguetería erótica Bijoux Indiscrets llevó a cabo su propia investigación, ‘Ficción vr Realidad en el sexo’, en la que entre una muestra de 1.465 personas el 21,2% de los hombres reconoció haber fingido un orgasmo en su vida.

El sexo anal es cosa de homosexuales

El ano no tiene sexo ni orientación sexual. Repleto de terminaciones nerviosas, es una de las zonas erógenas más importantes del cuerpo, tanto femenino como masculino. Y sí, cualquier hombre puede disfrutar con la estimulación y la penetración anal porque de hecho, uno de los puntos más sensibles de su anatomía se sitúa junto a la próstata. Llamado punto P, la única manera de acceder a él es el ano.

Los preliminares son para las mujeres

El fallo es de concepto. ¿Qué son los preliminares?, ¿una cena romántica o una felación? La idea de que el sexo tiene que acabar con la penetración para ser completo es falsa. La masturbación, las caricias, el sexo oral, todo es sexo. Dejar a un lado el coitocentrismo será muy beneficioso, y no solo para ellas. Eliminará presión a la falsa idea de que si la mujer no llega al orgasmo durante la penetración es que el hombre está haciendo algo mal. No es así. La mayoría de las mujeres necesita la estimulación del clítoris para alcanza el clímax, recuérdalo.

Cuanto más tardes en eyacular, más disfrutará la pareja

La eyaculación precoz es uno de los temas más recurrentes en las consultas de los terapeutas. Vayamos por partes. Conviene recordar que el porno es ficción y que no es necesario tardar en eyacular media hora para que tu pareja llegue al orgasmo. Según explica la sexóloga Laura Morán, precoz significa antes de, ¿pero antes de qué?, del orgasmo femenino, y no hay un tiempo establecido para medir lo que tarda una mujer en llegar al clímax. Existe la eyaculación involuntaria, pero hay muchas formas de ponerle remedio. No obstante, hay que eliminar la presión que supone retrasar la eyaculación para satisfacer al otro. No es necesario. No hay que llegar al clímax a la vez para que el sexo sea bueno, cada uno tiene sus tiempos. Y repetimos, un coito de 30 minutos sin estimular otras partes como el clítoris es más fácil que provoque una irritación que un orgasmo.

La erección es siempre un síntoma de excitación sexual.

No es cierto, y cualquier hombre lo sabe. Igual que no tener una erección no implica que no estés excitado o que tu pareja no te atraiga. Hay muchas causas, tanto orgánicas como psicológicas, que intervienen en ambos casos. Ni la viagra funciona, tal y como indica su prospecto, si no estás estimulado sexualmente, es decir, puedes tener una erección sin deseo sexual y deseo sexual sin una erección.

A pesar de que la masturbación masculina está mucho más extendida y aceptada socialmente que la femenina y que no hay sitcom o película adolescente en la que no aparezcan chistes o bromas al respecto, ellos suelen ser más reticentes a hablar de su sexualidad que las mujeres. “Las mujeres hablan”, decían en Friends, y es cierto. Una vez más es cuestión de educación, se supone que el hombre ha de ser un amante experto prácticamente desde su iniciación y no puede permitirse momentos de debilidad. Aprendemos que la mujer, en cambio, emocional por naturaleza, compartirá con más naturalidad su intimidad. Hablar sin tapujos, normalizar el sexo en toda su extensión y dejar atrás leyendas y falsos mitos es imprescindible para mejorar y vivir la sexualidad plenamente.

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