¿Con la comida no se juega? Discrepamos. Erotismo y comida han estado históricamente unidos y tenemos que confesar que la lujuria y la gula son nuestros dos pecados capitales preferidos. Tampoco hemos descubierto nada nuevo, lo que ahora se llama ‘sploshing’, un fetiche consistente en embadurnar el cuerpo desnudo y comer o ser comido por el amante, ya se practicaba en la antigüedad como manera de hacer un poco más divertidas las orgías y bacanales griegas y romanas. ¿Por qué existen decenas de libros con recetas de cocina afrodisíacas? Porque el hambre y el sexo son dos pulsiones básicas, dos apetitos que funcionan como motor de (casi) todo lo que hacemos y que combinan mejor que el pan con chocolate.
Según cuenta Isabel Allende en su libro ‘Afrodita’, en algunas zonas rurales de Gran Bretaña las mujeres amasaban el pan para sus parejas aderezándolo con una pizca de saliva para luego darle forma colocando la mezcla en sus piernas. Cleopatra se untaba una suave pasta de miel y almendras molidas en los genitales para que los elegidos lamieran hasta saciarse, y Catalina de Rusia desayunaba té con vodka y tortilla con caviar para llegar a la noche con las ganas de retozar intactas. ¿Por qué te contamos esto? Porque como ves, que tú subas la temperatura sorbiendo gelatina de su ombligo y utilizando mermelada como aceite de masaje no es ninguna locura.
¿Qué es el sploshing?
El sploshing es un fetiche, una práctica sexual en la que se esparcen o extienden alimentos sobre el cuerpo para restregarse, deslizarse, lamer, chupar, morder… activando el deseo sexual, el morbo y la excitación gracias a los sabores, los olores y las texturas. “Nada hay tan afrodisíaco como la mousse au chocolat sobre la piel”, dice Allende, aunque hay quien prefiere mostaza, arroz con leche o salsa brava. Todo es cuestión de gustos.
Los juegos eróticos a base de comida son infinitos, aunque los alimentos más recomendados para el sploshing son los semilíquidos (helados, miel, yogur, cremas, nata, flan, siropes). Se trata de probar y de explorar estimulando todos los sentidos. No hay nada como la variedad para desadormecer el deseo.
¿Qué se necesita para practicarlo?
Si alguna vez has cogido un bote de nata, la has agitado, y la has vertido sobre el cuerpo de tu pareja, ya te has iniciado en el sploshing. Este juego erótico es fácil, indoloro y seguro. No hay riesgos, siempre que no apliques una salsa picante a base de guindilla en los genitales. Lo único que necesitáis es estar de acuerdo, sentiros cómodos y desinhibidos, elegir los alimentos que vais a emplear (mejor que os gusten a ambos) y lanzaros a investigar.
Cómo practicar sploshing
Fanáticos de la limpieza y espectadores que se hayan sentido identificados con el personaje de Mónica en Friends, quizá el sploshing no sea la mejor práctica sexual para vosotros. Si vas a estar pensando en cómo demonios va a salir esa mancha de la sábanas mientras la otra persona se esmera en recorrer tu cuerpo con frutas y helado, difícilmente vas a disfrutar de la experiencia. Para todos los demás, la clave es dejarse llevar por el momento. Concentrarse en las sensaciones, en los olores, en los sabores, en las texturas. Conviene elegir alimentos que os gusten y utilizar no solo la boca y la lengua, también las manos y el resto del cuerpo.
Nuestros consejos para practicar sploshing de forma segura
- Recuerda que los genitales son extremadamente sensibles y que muchos alimentos pueden causar irritación e incluso favorecer las infecciones. Evita introducir nada en la vagina.
- Si vais a jugar con las sensaciones térmicas, cuidado con la temperatura de los alimentos. El chocolate templado puede ser fabuloso, si está hirviendo, acabaréis en urgencias.
- Si es vuestra primera vez, evitad alimentos pesados y optad por manjares suaves y ligeros.
- Busca un lugar en el que os sintáis completamente cómodos. En algún sitio hemos leído que es una práctica fantástica para una noche de hotel. No lo creemos. No vayas a darle más trabajo a las empleadas de la limpieza y ensucia tu casa. La mayoría de alimentos (helados, yogures, siropes, nata) desaparecerán en la lavadora. Otra opción es utilizar una toalla, sábana o cualquier otra prenda a la que no te importe que le quede una mancha, y colocarla por encima de tu ropa de cama.
- El sploshing no es un juego rápido. Si tenéis veinte minutos antes de salir para el trabajo, dejadlo para otro momento y tomadlo con calma.
- Nada de remilgos. Si te da asco, no lo hagas. Para disfrutarlo hay que probar los alimentos, lamer, chupar, acariciar.
- Evidentemente, date una ducha inmediatamente después del juego para eliminar cualquier resto de comida de tus zonas íntimas.
Amantes juguetones, pecad de glotonería y profanad vuestros cuerpos con suculentas delicias. Es el mejor camino para un orgasmo de estrella Michelín.
