La sexualidad alrededor del mundo, del antiguo Egipto a los inuits

La sexualidad alrededor del mundo, del antiguo Egipto a los inuits

Para los antiguos egipcios el sexo era el origen de todo, ni agujeros negros, ni singularidades, ni un continuo espacio-tiempo curvado ni farrapos de gaitas. El ser supremo, Atum, se masturbó y se convirtió en el dios sol, Ra, y de su semen nacieron los primeros seres divinos, Shu, dios de la luz y el aire, y su hermana Tefnut, diosa de la humedad. De la vagina de Tefnut surgió el rocío de la mañana y de su amor incestuoso con Shu nació Nut, el cielo, y Gueb, la tierra. Tenemos que decir que como mito de creación es más divertido que otros posteriores, pero también, que cuando la egiptología despuntó en el siglo XIX la sexualidad explícita que se encontraron en el arte sacro, el adulterio, el incesto, la homosexualidad y los penes de madera que aparecían en las excavaciones fueron demasiado para las mentes decimonónicas de los investigadores ingleses. Escandalizados, la mayoría de estas cosas acabaron escondidas en los almacenes del Museo Británico. ¿A qué viene este rollo? A que el sexo, tan natural, es también una construcción cultural. Cada tiempo, cada pueblo, cada cultura, tiene sus costumbres, la mayoría sorprendentes incluso ahora, que nos hacemos los puritanos aunque las estadísticas demuestran que PornHub tiene más visitas que WhatsApp, Apple, PayPal, Quora o Booking.

¿Vas a poder conocer mundo este 2021, tener esas vacaciones que llevas posponiendo meses? Francamente, no tenemos ni idea, pero agarraos los machos porque por si las moscas inauguramos sección viajera. Nada de pulserita de todo incluido y despatarrarte en la piscina del hotel poniéndote tibio a cócteles, esto va de explorar. ¿Cuáles son las costumbres sexuales más raras del mundo? ¿Cómo viven la sexualidad en las antípodas? Y tenemos que decir que en eso no tenía razón el genio de Krahe, no todo es idéntico a lo autóctono a menos que tú también compartas pareja con tu hermano, cortejes dando de comer pan amasado en tus genitales o hayas bebido el semen de tus mayores para crecer vigoroso y fuerte. No necesitas vacunas, maletas, ni imprimir la tarjeta de embarque, ponte cómodo y abre la mente. ¿Listo?

Realidad del pasado o mito, lo cierto es que lo más repetido cuando se trata de hablar sobre las costumbres sexuales de los inuit es el asunto de la hospitalidad sexual. Es decir, un explorador llega a un pueblo inuit y ellos, acogedores y acostumbrados a compartir sus bienes para garantizar la supervivencia del grupo, no solo te ofrecen comida y un lugar para dormir, también puedes, si gustas, pasar la noche con una de las mujeres de su familia (sería algo así como habitación con wifi y desayuno incluido).

Según el antropólogo Francesc Bailón se trata de un tópico con base tradicional. Así lo explica en una entrevista con La Vanguardia: “Si uno salía de viaje en trineo y su esposa estaba embarazada, para evitar un aborto... la dejaba con un amigo, y a cambio se llevaba consigo a la esposa del amigo. Y si la devolvía embarazada, el hijo era del amigo. Y todos contentos”. Si ellas consentían o no ya es otro tema. Aunque los inuit tienen una visión de la sexualidad poco estigmatizada. Las mujeres pueden tener hijos antes del matrimonio, la virginidad no es algo que se valore y, según dice Bailón, “el intercambio sexual de la pareja es habitual pero todos consienten. ¡Por eso no hay prostitución entre los inuit! Un caso único en el mundo”.

Antes de continuar el viaje desmontaremos otro mito (no, nosotros, claro, que ya te adelantamos que ni hemos ido al Ártico ni nos bajaríamos los pantalones a 50 grados bajo cero). ¡No se besan frotándose las narices, se huelen! Y es por el olor puedes saber bien si te interesa continuar o no la aventura.

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