Temerosos de la próstata, abrid el ano y salvad la vida

Temerosos de la próstata, abrid el ano y salvad la vida

Tiene cojones hablar de la próstata, tan pequeña como una nuez, tan escondida como la antracita, tan lastimosa que solo se habla de ella cuando duele, tan indecorosa que solo se alcanza a través de la oscuridad del ano. Es oír hablar de tacto rectal y se encienden las alarmas de peligro, se iluminan las salidas de emergencia. Ni hablar del peluquín, que se han creído que te van a meter a ti un dedo por el culo, ¡a ti! que citando a Aragonés no te cabe por ahí ni el bigote de una gamba. Por tus santos cojones que ahí no te toca nadie, curioso que pongas por delante los testículos, tan vulnerables que solo admiten delicadas caricias, lametones curiosos, pero a priori no sirven como escudos con los que protegerse de nada. Solo te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena y por eso rechazas orgulloso cada invitación a hacerte un examen preventivo hasta que el ardor al mear es insoportable y por la uretra apenas salen cuatro gotas de orina y un hilillo de sangre. Pinta mal.

Según una noticia de la Agencia Efe fechada en 2018, solo 4 de cada 100 mexicanos acepta hacerse un tacto rectal. Conviene señalar que en el país centroamericano el cáncer de próstata es la primera causa de muerte en hombres mayores de 60 años. El rechazo de la población masculina a la prueba (fundamental para detectar cualquier anomalía, indolora y con una duración de 15 segundos) es tan fuerte que los urólogos hacen campañas de concienciación asegurando que “el tacto rectal no modifica la preferencia sexual”. Tranquilícense, un dedo en el culo no es como la cobra gay, si te lo meten no empiezas a fantasear con viriles torsos desnudos ungidos en aceite. “No modifica los gustos de los hombres y no daña la salud ni la dignidad”. Es importante no dejar lugar a dudas, tu hombría no está en juego, solo tu vida. Mantén la calma.

Los prejuicios no son exclusivos de una región concreta, no tienen fronteras. No obstante, las cifras demuestran que los países con mayores tasas de supervivencia cuentan también con las pruebas diagnósticas más generalizadas. En España se diagnostican al año más de 30.000 casos de cáncer de próstata y la supervivencia a cinco años alcanza ya al 85 % de los pacientes. La inmensa mayoría de los tumores que se encuentran en fases iniciales se tratan con éxito. Ninguna prueba médica es agradable, ninguna mujer planea un viernes tarde fantástico de compras, amigas y citología. Vas porque tienes que ir, y no pasa nada. Lo mismo ha de ocurrir con una visita al urólogo.

“Un hombre en la cama es un hombre en la cama”, le advierte un padre a su hijo en ‘Amanece que no es poco’ y es que, si eres un hombre como Dios manda, a lo Chuck Norris o Bertín Osborne, no hay agujero desdeñable ni vietnamita que se ponga de por medio. El hombre penetra, las mujeres y los maricas se dejan penetrar, así está escrito. ¿Difícil de cambiar? Puede, pero confiamos ciegamente en la capacidad de transformación desde que dejamos atrás las guillotinas, la quema de brujas y las películas de Pajares y Esteso. Familiarízate con tu cuerpo, la próstata solo es un órgano, otro más, puede enfermarse, inflamarse, infectarse, pero también puede llevarte al éxtasis más agudo, al cielo de los ateos y los sodomitas y a cualquier deidad ponemos por testigo, si lo visitas no querrás volver al anodino edén de los temerosos de lo que el ano esconde.

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