Ecosexualidad: ¿En qué consiste el ‘ecosexo’?

Ecosexualidad: ¿En qué consiste el ‘ecosexo’?
EroticFeel 11/10/2022

Puede, solo puede, que emplear el término ‘eco’ unido absolutamente a todo se nos esté yendo de las manos. ‘Un movimiento artístico y activista que consiste en tener sexo, no necesariamente genital, con los cinco sentidos en comunión con la naturaleza’, esta es la definición que más veces hemos encontrado en nuestra búsqueda de información sobre la ‘ecosexualidad’. Pero también se trata de una identidad y de una forma de estar en el mundo. Echar un polvo en la playa ¿es ecosexual? Y si estás en el Mar Menor rodeado de residuos y peces muertos, ¿sigue siendo ecosexual? De momento no lo sabemos.

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¿Qué es la ecosexualidad?

De madre a amante, ese es el cambio que propone la ecosexualidad en nuestra relación con la Tierra. ¿Por qué? Porque la noción que tenemos de madre es la de ese ser de infinita paciencia que está ahí siempre, ya seas asesino o astronauta, por eso puedes permitirte no llamarla en dos semanas y luego a ir a verla solo para cargarte de tuppers. Pero hazle eso a un amante y te bloqueará del wasap en menos de lo que tarda en abrirse una cuenta en Tinder. Pues resumiendo, ese sería el espíritu de la ecosexualidad, tratar a la tierra como a un amante, cuidarla, respetarla, y, claro está, disfrutar de su erotismo.

Según el manifiesto ecosexual, la ecosexualidad es de por sí una identidad en la que tienen cabida todas las demás. En su punto número dos (son seis en total) sostienen: “somos hidrófilos, geófilos, pirófilos y aerófilos. No nos da vergüenza abrazar árboles, dar masajes a la Tierra con nuestros pies y hablar eróticamente a plantas. Nadamos desnudos, adoramos al sol y observamos las estrellas. Acariciamos las rocas, nos gustan los saltos de agua y admiramos las curvas de la Tierra”.

Como los seres humanos forman parte de la naturaleza, son muchos los miembros del movimiento que consideran que todo sexo es ecosexo y que cualquier contacto con la naturaleza es sensual sin necesidad de ser sexual.

¿Cómo surgió el movimiento ecosexual?

Si hay sapiosexuales, vegasexuales o solosexuales, ¿por qué no habría de haber ecosexuales? La sexualidad es tan variada como lo somos las personas, y hace ya más de una década que dos artistas estadounidenses combinaron ecologismo y sexualidad enarbolando un nuevo término para hacer referencia a otra manera de entender la lucha en defensa del medioambiente. Si el sexo vende, ¿qué mejor que incorporarlo al activismo para hacerlo más atractivo?, ¿no es la herramienta más poderosa para motivar a la gente?

Fueron Annie Sprinkle y Elisabeth Stephens las que fundaron el movimiento a principios de los 2000. La primera, exprostituta, estrella del porno, escritora, cineasta y sexóloga; la segunda, artista multimedia. Ellas fueron las pioneras del ecosexo y desde entonces no han parado de repetir que la Tierra es sexy y que hay que comprometerse con ella como si de una amante se tratase. “Más que como un recurso, queremos que la gente vea la Tierra como una fuente de placer en la vida y de salud. Están realmente interconectados", proclamaron en declaraciones a la CNN.

¿Cómo tienen sexo los ecosexuales?

Las prácticas ecosexuales son tan variadas que van desde la utilización de juguetes sexuales y lubricantes elaborados de forma sostenible hasta la masturbación debajo de una cascada. Como veis, hay diferentes grados. Las reglas más básicas las han enumerado desde Greenpeace y consisten en ahorrar recursos:

  • Apagar las luces y optar por velas de cera de abeja.
  • Ducharse en pareja.
  • Alimentación sostenible y afrodisíacos naturales como ginseng o maca.
  • Bajar la calefacción y optar por el calor humano.
  • Lubricantes ecológicos y juguetes sexuales sin ftalatos.

Pero la ecosexualidad apuesta además experimentar el placer que puede proporcionar el entorno: acariciar la hierba, desnudarse al sol o bañarse desnudo al aire libre o valerse de frutas para las caricias más íntimas. Así que ya sabes, cambia las protestas por los mimos y la próxima vez que tengas una cita vete al campo en lugar de al bar de abajo. Y llévate una mantita de algodón orgánico.

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