Kunyaza: la técnica africana para los mejores orgasmos femeninos

Kunyaza: la técnica africana para los mejores orgasmos femeninos
Sara Martínez 20/12/2021

Igual que cuando una playa paradisíaca aparece en una película de Hollywood y al mes ya está hasta los topes de domingueros, el Kunyaza, antes tan desconocido como el cangrejo yeti o el planeta en el que llueven zafiros, se ha convertido en uno de los términos más buscados de la red. La globalización, ya saben. El fenómeno se desencadenó en 2016 con el estreno del documental ‘Sacred Water’ (‘Agua sagrada’), en el que su director, el cineasta belga Olivier Jourdain, se adentra en la sociedad ruandesa a través de una de sus tradiciones sexuales más valoradas. Con la ayuda de Dusabe Vestine, una estrella de la radio que trabaja para que las nuevas generaciones no se desvinculen de un rito que pone el orgasmo femenino en el centro de la sexualidad, la familia y la vida en pareja, Jourdin habla con mujeres y hombres de distintas edades para comprender qué es el Kunyaza, cuáles son sus raíces, y cómo se practica.

Para ponernos en contexto, parece que mientras en Occidente se denostaba el clítoris por su nula función en la reproducción, Freud sentenciaba que el alcanzado a través de su estimulación era un orgasmo infantil propio de mujeres inmaduras, y la educación católica se empeñaba en crear ejércitos de frígidas y hombres que sabían tanto de placer femenino como de física cuántica, en Ruanda se educaba en la trascendencia de ‘hacer brotar el agua’. “Las mujeres nos enseñan”, dice uno de los hombres entrevistados en la cinta, “si solo haces un movimiento de va y viene ella no sentirá placer”. Sin caer en idealizaciones, ya que como se aprecia en el documental que aparezca o no el agua puede suponer presión para ambos y según explica su director “la actitud masculina no es cien por cien altruista, ya que saber realizar el Kunyaza es algo que te hace ser y sentirte más hombre”, lo cierto es que al menos las mujeres ruandesas llevan siglos acostándose con una sonrisa en la cara.

¿Qué es el Kunyaza?

Un grupo numeroso se ha acercado a escuchar a la periodista famosa. “Explícame cómo le haces el Kunyaza a tu mujer”, pregunta Vestine a uno de los presentes. “Hay que ser amables, la toco, la penetro, y me muevo”, contesta el chaval sonriente. Pero la respuesta no es correcta. “¡No es así!”, grita la experta, escandalizada. “A ver, ¿otro hombre que responda?”

El Kunyaza es la práctica para hacer que el agua brote, que la mujer orgasme y eyacule, que el manantial se desboque. “Si un hombre encuentra esa agua es un honor, puedes sentirte orgullosa, te sientes como una mujer verdadera”, cuenta una chica. Como ven, las implicaciones del kunyaza trascienden al simple placer. “Cuando un hombre no le hace bien el amor a su mujer dirá que ella está seca aunque esté llena de agua”, dice Vestine. “Cuando ves surgir el agua sabes que has trabajado bien, te sientes muy hombre”, explica un tipo joven. Tres testimonios que resumen no solo lo que es, también lo que significa el Kunyaza.

¿Cuál es su origen?

Hay dos leyendas distintas, pero ambas protagonizadas por la misma reina. La soberana, harta de la ausencia de su esposo, al que sitúan en la guerra, decide coger al toro por los cuernos y llama a un sirviente para que la complazca. El pobre hombre, asustado y nervioso, comienza a temblar intentando atinar sin lograrlo “y esos temblores hicieron brotar el agua”. Para que luego digan que no se trabaja bien bajo presión. En la segunda historia, la reina no cae en el adulterio y decide apañarse por su cuenta. Así descubrió, cuentan los hombres, “que la penetración no era lo único que quería”, y a la vuelta de su majestad, ella le enseñó cómo hacerlo. “Las mujeres comenzaron a compartir ese conocimiento y así nació la tradición”. Dos leyendas y una dama para derrocar al coitocentrismo.

¿Cómo se practica?

Y aquí lo que más interesa a los lectores apurados que pretenden resolver en diez sencillos pasos lo que una sociedad ha aprendido durante siglos. Nos remitimos a las explicaciones de los propios ruandeses. “Cuando haces el Kunyaza frotas el pene contra la vagina insistiendo en el clítoris. A ella le gustará y comenzará a descargar el agua”, explica uno. “Nada de prisas”, aconseja otro, “tenéis que estar relajados, tocaros y hablar mutuamente. La vagina debe vibrar”.

Ellas también se prepararan durante la adolescencia en lo que se considera un rito de paso para favorecer, más tarde, la aparición del agua. Poco a poco para que no duela, estiran los labios para hacerlos más grandes y los cubren luego con una mezcla de hierbas y manteca para evitar que se inflamen. El gukana, que así se llama el rito, forma parte de la cultura del país, aunque por lo que se aprecia en el documental, las nuevas generaciones, muy influidas por el catolicismo, tienen reparos morales. En una charla entre estudiantes, una le pregunta a la otra si eso no es pecado. “Dios nos concedió el libre albedrío”. Zanjado.

Quizá la que mejor explica lo esencial para que una mujer eyacule con su pareja es la protagonista de la escena final del film. “A veces no te deseo”, le espeta a su marido, “cuando estoy cansada, cuando llegas enfadado. Tienes que cortejarme, que seducirme”. “¿Cómo cuando quería casarme contigo?”, le responde él sorprendido.

¿Se puede realizar con juguetes sexuales?

“La vagina tiene que vibrar”, “si quieres hacerla feliz, tiembla”, o “frota el pene contra la vagina insistiendo en el clítoris”. Estos son algunos de los consejos que dan los ruandeses para hacer brotar el agua y nosotros te prometemos que para este fin hay juguetes sexuales fantásticos que te harán temblar, vibrar y salir nadando. La clave está en demorar el orgasmo, en prolongar la estimulación externa, en acariciar, tocar y deslizar el juguete a lo largo de los labios vaginales, entrando y saliendo de la vagina centrándote en su primer tercio (el más sensible), bordeando el clítoris y explorando las diferentes intensidades de vibración o succión hasta que tu río suene. “Todas las mujeres tenemos agua, solo hay que saber buscarla”.

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