Mitos y leyendas: Cleopatra, ¿’femme fatale’, inventora del primer vibrador y ‘felatriz’?

Mitos y leyendas: Cleopatra, ¿’femme fatale’, inventora del primer vibrador y ‘felatriz’?

“Cleopatra, la experta en felaciones conocida como ‘la boca de 10.000 hombres’”, “Cleopatra revolucionó la sexualidad y fue dueña del primer vibrador”, “Cleopatra, la emperatriz que practicó “sagrado” sexo oral”, “Cleopatra, ¿una faraona ninfómana?” o “Cleopatra era adicta al sexo”, son solo cinco ejemplos del tipo de titulares que nos ofrece Google cuando buscamos información sobre la última reina del Nilo.

Tenemos que admitir algo, lo difícil que resulta escribir sobre un personaje tan celebrado y vilipendiado intentando descifrar lo que es o no cierto a partir de la ingente información que se puede encontrar en internet, por no hablar de la cantidad de novelas, películas y hasta cómics protagonizados por una de las figuras más famosas de la antigüedad. La intensa vida de la joven soberana parece dar para mucho, así que abrámonos paso por su biografía con mucho cuidado. ¿Era de verdad una seductora implacable que utilizaba su sexualidad como arma para granjearse apoyos y reducir a sus enemigos? Veámoslo con objetividad (toda la que seamos capaces de reunir).

Esto es lo que sabemos con certeza. Erudita y poseedora de una extraordinaria inteligencia, hablaba diez idiomas y tenía amplios conocimientos sobre ciencia, matemáticas, astronomía y oratoria. Mantuvo dos relaciones conocidas, con Julio César y Marco Antonio, y estuvo casada (según dictaba el protocolo para que el poder se quedara en la familia) con dos de sus hermanos. Sabemos también que la sociedad egipcia de la época era mucho más abierta que la clásica, y que Cleopatra, muy hábil políticamente, ostentó un poder sin parangón que ofendía a los romanos (para los que los derechos de las mujeres no existían). No deja de ser curioso que precisamente fueran los historiadores romanos y su propaganda, los que registraran y difundieran la imagen que de ella se tiene en la actualidad. Roma la aborrecía.

Cleopatra, la encarnación oriental del pecado

Julio César ha pasado a la historia como un conquistador, audaz militar y político “especialmente dotado para la estrategia”, mientras Cleopatra es representada poco más que como una prostituta con clase y aires de grandeza, la encarnación oriental del pecado. Llama la atención que en la mayoría de representaciones pictóricas salga enseñando los pechos como si tal cosa, como si en Egipto nunca hiciera ni siquiera un poco de fresco que invitara a taparse.

Su vida, marcada por intensas luchas de poder fundamentalmente con su hermano Ptolomeo XIII (que quéjate tú de las discusiones con los tuyos en la cena de navidad), ha sido siempre contada a través de sus amantes. Primero Julio César hasta su asesinato y más tarde y durante más tiempo Marco Antonio. Dos de los hombres más poderosos del mundo clásico, cierto. Echó a perder a Marco Antonio con una orgía interminable en la que ambos se entregaban a los placeres terrenales bebiendo hasta perder el sentido, comiendo hasta vomitar y practicando sexo todos con todos en una amalgama de cuerpos desnudos, sudorosos y alcoholizados. ¿Es eso cierto? No se sabe.

¿Maestra en felaciones, precursora del ‘bukake’ e inventora del primer vibrador de la historia?

Su insaciable furor uterino la llevó a fabricar y usar el primer vibrador de la historia, una especie de tubo con papiro en el que introducía abejas cuyo revoloteo, en contacto con sus genitales, la estimulaba. De haber sido así, maravilloso. Celebramos la masturbación en todas sus formas. Pero ¿es cierta la historia? Una vez más, no se sabe. A pesar de la numerosísima información que se ha reunido del antiguo Egipto, contrastada y fiable, no hay un solo documento que acredite la existencia del fantástico vibrador de abejas de Cleopatra. ¿Pudo existir? Por supuesto. ¿Lo podemos afirmar? No.

¿Maestra en felaciones y precursora del ‘bukake’? ¿Se reunió con cien oficiales romanos y le hizo una felación a cada uno de ellos hasta que eyacularon en una copa de oro para que ella bebiera su semen? Pues hombre, ¿quién sería capaz de afirmar algo así? ¿Había allí algún móvil con cámara que registrara el momento? Una cosa es cierta, para construir el mito es una historia fantástica. “Poseía una voluptuosidad infinita al hablar, y tanta dulzura y armonía en el son de su voz que su lengua era como un instrumento de varias cuerdas que manejaba fácilmente y del que extraía, como bien le convenía, los más delicados matices del lenguaje. Platón reconoce cuatro tipos de halagos, pero ella tenía mil”, escribió sobre ella Plutarco.

Cleopatra, fuerte, ambiciosa, carismática, e implacable, seducía con su inteligencia, mucho más peligrosa que la belleza.

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