Ahora que el mercado está repleto de juguetes eróticos con formas abstractas que bien podrían ser un objeto decorativo o un accesorio de cocina, los Fleshlight continúan apostando por las formas realistas, por recreaciones perfectas de nuestra anatomía. Y qué quieres que te digamos, sí que resulta más erótico estimularte con una boca que con un caballito de mar o una nave espacial, pero todo es cuestión de gustos.
Dentro de varios siglos, cuando los arqueólogos busquen entre las ruinas de lo que hoy son nuestras ciudades, desenterrarán sorprendidos extraños objetos con apariencia externa de linterna. Desde Nashville a Jaén y desde Cracovia a Albacete, los estudiosos de las culturas antiguas descubrirán las mismas piezas sepultadas junto a tamagotchis sin vida, biografías de Belén Esteban y trozos desperdigados de estanterías de Ikea. En un primer momento tal vez piensen que la Tierra sufrió un problema eléctrico generalizado y la humanidad tuvo que hacer acopio de linternas… hasta que miren dentro. Vaginas, anos, bocas, reproducciones calcadas como obras de arte griegas en un material suave y agradable, tan parecido a la piel real que es difícil notar la diferencia. Comenzarán a entender que hubo un tiempo en que los orgasmos no se obtenían mediante una aplicación en el móvil o un chip en el cerebro, sino tocando, acariciando, lamiendo, estimulando las partes más erógenas del cuerpo, y que para eso se crearon juguetes que combinaron ingenio y simplicidad. Y si el último grito (literalmente) en placer femenino llegó hace solo unos años con los fantásticos succionadores de clítoris, el masculino ya iba un paso por delante desde que a finales de los 90 apareció en el mercado Fleshlight. Hoy, más de 15 millones de masturbadores masculinos pululan por el mundo llevando al éxtasis a todo tipo de hombres con todo tipo de gustos, masturbadores que ayudarán a los futuros Indiana Jones a reconstruir la sexualidad en nuestros días. Y tú, si quieres experimentar ahora lo que tus descendientes leerán en los libros de historia, estás a tiempo.
En EroticFeel solo tenemos lo mejor y te aseguramos que Fleshlight lo es. Destierra prejuicios absurdos, estos juguetes no hacen daño a nadie (a no ser que se lo avientes a alguien en la cabeza), todo lo contrario. Te ofrecen una alternativa más cómoda, placentera e infinitamente más parecida a un encuentro real que la masturbación tradicional. Como todos los juguetes, son susceptibles de ser utilizados en pareja (recuerda que siempre es excitante introducir nuevos elementos) y se han diseñado pensando en todo tipo de necesidades. Ahora que el mercado está repleto de juguetes eróticos con formas abstractas que bien podrían ser un objeto decorativo o un accesorio de cocina, los Fleshlight continúan apostando por las formas realistas, por recreaciones perfectas de nuestra anatomía, y qué quieres que te digamos, sí que resulta más erótico estimularte con una boca que con un caballito de mar o una nave espacial, pero todo es cuestión de gustos.
Como todo buen invento americano, el Fleshlight primigenio surgió en un garaje. Según parece, a finales de los 90, Steve Shubin, un exmiembro del equipo SWAT del Departamento de Policía de Los Ángeles, y su esposa Kathy esperaban gemelos. Como se trataba de un embarazo de alto riesgo los médicos recomendaron a la madre guardar reposo absoluto y dentro del reposo, claro, no se contemplaban las actividades sexuales. El espíritu emprendedor influyó, pero no más que la falta de sexo, así que este expolicía se dio un garbeo por los sex shops de entonces y viendo que no había nada de su agrado se puso manos a la obra. Así nació el masturbador masculino más exitoso de todos los tiempos.
A día de hoy, la marca ofrece un extensísimo catálogo en el que destaca la colección Fleshlight Girls, recreaciones de vaginas y anos de las estrellas del porno más famosas. Así, actrices del cine para adultos tan populares como Alexis Texas, Stoya, Riley Reid o Madison Ivi, se han prestado a que Fleshlight reproduzca sus genitales para disfrute de sus fans, que ahora pueden verlas y tenerlas al mismo tiempo. Todos los masturbadores cuentan con una carcasa rígida en forma de linterna que facilita su agarre y su manejo, y con una manga interior elaborada en SuperSkin, el material fetiche de la compañía por su gran similitud con el tacto de la piel humana. Su utilización no puede ser más sencilla, se quita la tapa, se aplica un poco de lubricante de base agua (el SuperSkin no admite lubricantes de silicona u oleosos) y se introduce el pene. El resto ya corre de tu cuenta. Cada modelo tiene una textura interior distinta, diseñada a base de formas geométricas, estrías y bultos para incrementar el placer con cada nueva caricia.
Si quieres asegurarte de no estropear tu Fleshlight con el lubricante inadecuado la propia marca te ofrece lociones especialmente formuladas para su uso con todos sus masturbadores. Se trata de lubricantes a base de agua que cuidan del material facilitando el deslizamiento y potenciando las sensaciones de placer. Puedes elegir entre su loción neutra (Fleshlube Water), muy similar a la lubricación natural de una vagina y de tacto sedoso y agradable, su lubricante efecto calor (Fleshlube Fire), que incrementa la intensidad del orgasmo, y su lubricante efecto frío (Fleshlube Ice), perfecto para las noches más calientes. Libres de parabenos y grasas, hipoalergénicos y dermatológicamente testados, los lubricantes de Fleshlight son aptos para las pieles más sensibles y para uso diario. ¿Y qué hacer para que tu masturbador te dure toda la vida? Los cuidados que requiere son mínimos: una higiene correcta, siempre con agua y el limpiador específico de la marca (Fleshlight Wash) y evitando el uso de jabones o cualquier otro producto, y la aplicación de Fleshlight Renewing Powder, una especie de polvos de talco que mantendrá el SuperSkin tan suave como el primer día.
Fleshlight ya forma parte de la Historia con mayúscula, esa que transforma las cosas y cambia los hábitos. No te quedes fuera. El placer te espera.
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